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Una investigación canadiense revela que las personas con esclerosis múltiple (EM) comienzan a presentar nuevos problemas de salud hasta 15 años antes de manifestar los síntomas clásicos de la enfermedad.
“La EM puede ser difícil de identificar, ya que muchos de sus primeros signos, como fatiga, dolores de cabeza, molestias y trastornos de salud mental, son muy generales y pueden confundirse con otras enfermedades,” explicó la autora principal del estudio, Helen Tremlett.
“Nuestros resultados modifican considerablemente el momento en que se creía que comenzaban estas señales tempranas, lo que abre la posibilidad de detectar y tratar la enfermedad de forma más precoz,” añadió Tremlett, profesora de neurología en la Universidad de Columbia Británica, en Vancouver.
El equipo de investigación publicó sus hallazgos el 1 de agosto en la revista JAMA Network Open.
La EM es una enfermedad autoinmune donde el sistema inmunológico ataca por error la mielina, la capa protectora que envuelve los nervios del cerebro y la médula espinal, interrumpiendo la comunicación entre el cerebro y el cuerpo, lo que provoca una discapacidad progresiva.
Este nuevo estudio sugiere que la EM podría iniciarse más de diez años antes de que se realice un diagnóstico clínico.
El equipo de Tremlett analizó datos médicos de 12,000 personas con y sin EM en Columbia Británica, revisando registros que abarcan hasta 25 años antes del diagnóstico en pacientes con EM, un periodo mucho más extenso que los cinco a diez años considerados en estudios previos.
Entre los hallazgos principales:
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Quince años antes de los síntomas típicos de la EM, se observó un incremento significativo en las consultas médicas por fatiga, dolor, mareos y problemas de salud mental como ansiedad y depresión.
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Doce años antes del inicio de los síntomas, aumentaron las visitas a psiquiatras.
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Entre ocho y nueve años antes, se incrementaron las consultas con neurólogos y oftalmólogos, posiblemente debido a problemas visuales como visión borrosa o dolor ocular.
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De tres a cinco años antes, se detectó un aumento en las visitas a urgencias y centros de radiología.
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Un año antes, las consultas médicas alcanzaron su máximo con diferentes especialistas, incluyendo neurólogos, radiólogos y médicos de emergencia.
“Estos patrones indican que la EM tiene una fase prodrómica prolongada y compleja, en la que hay cambios internos que aún no se manifiestan claramente como EM,” afirmó la primera autora del estudio, la Dra. Marta Ruiz-Algueró, investigadora postdoctoral de UBC.
“Ahora estamos empezando a identificar estas señales tempranas, y los trastornos de salud mental parecen ser algunos de los primeros indicios,” agregó en un comunicado.
Los investigadores aclararon que estos problemas iniciales pueden ser causados por múltiples condiciones de salud, y que su presencia no implica necesariamente que una persona desarrollará EM.
No obstante, “al detectar estas señales de advertencia, podríamos eventualmente intervenir antes, mediante monitoreo, apoyo o estrategias preventivas,” señaló Tremlett. “Esto abre nuevas posibilidades para investigar biomarcadores tempranos, factores de estilo de vida y otros posibles desencadenantes que podrían influir en esta fase de la enfermedad que antes no se había reconocido.”
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