¿Qué hacer si a alguien se le baja la presión?

La presión arterial baja, o hipotensión, puede aparecer de repente y dejarte pálido, con la vista borrosa y la sensación de que todo gira. Actuar rápido es clave para evitar que un mareo termine en una caída peligrosa, ya sea en casa o en la calle.

En ocasiones el cuerpo no logra enviar suficiente sangre al cerebro, lo que provoca debilidad o confusión. Esto no es exclusivo de personas mayores; puede ocurrirle a cualquiera, por lo que es útil saber cómo reaccionar.

¿Qué hacer si alguien tiene una baja de presión y cuáles son las señales de alerta? Si notas que una persona se tambalea, lo más importante es impedir que se golpee al caer. También hay varias acciones que pueden ayudar a estabilizarla mientras se solicita atención médica si llega a ser necesario.

Según recomendaciones de MedlinePlus y un artículo de Lancet Neurology:

Haz que la persona se siente o se recueste de inmediato en un lugar seguro, para que al corazón le cueste menos trabajo llevar sangre al cerebro.

Ya en el suelo, eleva sus piernas unos 30 cm por encima del corazón usando una silla o cojines. Esto ayuda a que la sangre regrese a la cabeza y suele mejorar el estado de la persona en pocos minutos.

Si está consciente y puede beber sin problemas, dale agua. Consumir medio litro en pocos minutos activa un reflejo que incrementa la presión casi al instante, una medida simple pero muy eficaz.

Si el mareo es leve, pídele que cruce las piernas con fuerza o tense los músculos de glúteos y muslos. Estos movimientos impulsan la sangre hacia el torso y reducen el riesgo de desmayo.

No obstante, en ocasiones puede tratarse de una situación de emergencia. Si la recuperación no es rápida o aparecen señales de alarma, hay que llamar a los servicios de emergencia sin dudarlo, ya que podría existir un shock que ponga en riesgo la vida.

Los NIH señalan los siguientes signos de alerta:

Indicios de shock: piel fría, húmeda o con tono azulado, lo que refleja un problema circulatorio serio.

Desmayo prolongado: si la persona no recupera la conciencia rápidamente, se necesita atención médica urgente.

Dolor en el pecho: podría indicar un problema cardíaco detrás del episodio.

Heces oscuras: sugiere un posible sangrado interno responsable de la hipotensión.

¿Por qué baja la presión? Imagina que tus arterias son tuberías: si se dilatan demasiado o hay poco líquido circulando, la presión cae. Esto reduce temporalmente el aporte de oxígeno al cerebro y a otros órganos, generando confusión y debilidad.

Levantarse demasiado rápido es una causa muy común. La sangre se queda en las piernas por efecto de la gravedad y el cuerpo no reacciona a tiempo, un fenómeno llamado hipotensión ortostática, típico al levantarse de la cama.

El calor y la deshidratación también influyen. Cuando sudas mucho o no tomas suficiente agua, disminuye el volumen sanguíneo y el corazón no tiene suficiente líquido para bombear con normalidad.

Otras causas frecuentes incluyen:

Las comidas muy abundantes, que desvían buena parte del flujo sanguíneo hacia el aparato digestivo, algo habitual en personas mayores.

Algunos medicamentos, como los usados para la depresión o para tratar problemas cardíacos, pueden dilatar demasiado los vasos sanguíneos y generar estos descensos inesperados.

¿Cómo evitar que se baje la presión? La prevención comienza con hábitos sencillos. Aumentar el consumo de agua y, con supervisión médica, añadir un poco más de sal a los alimentos ayuda a mantener estable el volumen de sangre.

Al despertar, conviene tomárselo con calma. Si estás acostado, siéntate primero en el borde de la cama durante un par de minutos antes de ponerte de pie, para que tu sistema circulatorio se adapte al cambio.

La ropa también influye: las medias de compresión ayudan a impedir que la sangre se acumule en las piernas y facilitan su retorno al corazón cuando pasas mucho tiempo de pie.

MedlinePlus aconseja las siguientes medidas para prevenir episodios de presión baja:

Dormir con la cabeza elevada: usando almohadas extras.

Hacer comidas pequeñas: para evitar que la digestión desvíe demasiada sangre.

Ejercitar las piernas: fortalecerlas mejora el retorno venoso.

Además, evitar el alcohol —que deshidrata— y las duchas demasiado calientes o los saunas puede contribuir a mantener la presión más estable.

Conocer tu cuerpo y estar atento a sus señales permite convivir con la tendencia a la presión baja sin miedo. Con pequeños ajustes en el estilo de vida es posible mantenerse activo y reducir al mínimo el riesgo de desmayos.

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