Profeta en su tierra, Tere Guillermo impulsa la música en Saltillo
En su amor por la ciudad, la mezzosoprano y docente trabaja para devolver algo de lo que a ella le fue dado.

Saltillo, Coahuila, 30 de noviembre de 2025.- La mezzosoprano Teresa Guillermo ha dedicado su vida a la música a través de su carrera artística y con la docencia en su ciudad natal, Saltillo, Coahuila. Con estudios en la Escuela Superior de Música, experiencia en Bellas Artes y en Alemania, Guillermo se ha consolidado como una referente musical y en la formación de nuevos talentos. Su enfoque se centra en compartir con la comunidad local los conocimientos adquiridos a través de la creación y dirección de coros, clases particulares y proyectos culturales. “Mi compromiso con Saltillo es devolver a mi ciudad algo de lo que me fue regalado”, asegura. Esta entrevista aborda su trayectoria, visión pedagógica y vínculo con la música local.
¿Cómo nace su amor por la música?Nací en Saltillo en una familia de músicos. Mi abuelo tocaba el violín, mi padre la flauta y el saxofón, y ambos fundaron la Banda de Música del Estado. Desde pequeña escuchábamos música en casa; mi padre practicaba todas las tardes y yo aprendía las canciones mientras cantaba.
¿Cuándo hizo su debut?A los 6 años, una tía me invitó a cantar en la graduación de una escuela. Elegí el tango “Volver”, lo conocía de memoria. Fue gracioso porque todos veían a una niña interpretando un género tan adulto, pero yo ya lo sabía completo gracias a la música en mi hogar.
¿Cómo fue su educación musical en la infancia?Éramos siete hermanos. A los hombres se les enseñaba formalmente a tocar instrumentos, pero las mujeres escuchábamos y absorbíamos lo que podíamos. Mi padre daba clases de solfeo en casa, y aunque no nos enseñaba directamente, el conocimiento nos quedaba.
¿Cuándo decidió formalizar su estudio como cantante profesional?Después de graduarme de la Escuela Normal Superior, empecé a tomar clases de música. Inicialmente estudié guitarra, con el maestro Martín Madrigal, pero luego descubrí que tenía más facilidad para el canto, gracias a la orientación del maestro Bernardino Pérez Fitz.
¿Cómo fue que se lanzó a México?Una de mis amigas, Beatriz Arizpe, me platicó que en Saltillo estaban Fernando de la Mora y La Beba Rodríguez, que era su esposa y pianista, y me sugirió cantarles para tener sus puntos de vista. Fui, me presenté y, como que les caí en gracia. La Beba Rodríguez comenzó a tocar y yo empecé a cantar; en eso entró Fernando de la Mora, me vio y me empezó a dar como una especie de clase magistral. Terminamos, me dijo que tenía potencial y me sugirió salir de Saltillo, porque en aquel tiempo no había muchas opciones en la ciudad y el único maestro era Bernardino.
Fernando y La Beba me dijeron que el siguiente lunes estarían en el Distrito Federal y que allá me esperaban para conectarme con algunas escuelas. Mis padres me dieron la oportunidad de ir. Al final, me lancé a México. Nos vimos en la Sala Nezahualcóyotl. De ahí me llevaron a un taller de opera con el maestro Jimmy, un gringo muy mexicano.
¿Cómo llegaste a Bellas Artes? Participé en la convocatoria para el coro de la ópera de Bellas Artes y fui seleccionada. La primera pieza que canté fue Carmina Burana y compartí escenario con cantantes y directores de gran prestigio. Fue una experiencia formativa y un sueño cumplido.
¿Cómo fue tu vida y tu aprendizaje en Alemania?Es un país hermoso, pero desafiante. Mi tez morena y mi cabello negro hacían que me confundieran con turca, había racismo porque estaban pasando por un momento de invasión e inmigración importante. Yo tenía que vivir con el pasaporte en la mano para comprobar mi nacionalidad, y así me la pasé durante tres años, hasta que un día decidí regresar a México. La maestra no estaba de acuerdo con que me fuera, pero la verdad es que extrañaba mucho a mi gente, y el clima no me ayudaba. En Alemania hace mucho frío.
Así regresé a México, y el maestro Jimmy me recibió como si me hubiera visto ayer; me recibió con trabajo y con canciones. Ese año me puso a hacer Pamina, que es la solista de La flauta mágica. Pedimos los vestuarios a Bellas Artes, y fue a verme La Beba Rodríguez.
¿Pero en algún momento viniste a cantar a Saltillo?Estando en México me hablaron para invitarme a cantar en mi tierra. El maestro Jimmy, me acompañó. Era un gran coach y cobraba caro; le dije que no tenía dinero, y solo me pidió que le consiguiera hospedaje, traslado y alimentación. Esto fue como en 1995.
¿Qué sentiste al regresar a cantar a casa?Fue maravilloso. En el teatro estaban mi papá, mi mamá y toda mi familia. Cuando yo tenía un año tuve una enfermedad estomacal; me desahuciaron, y el boticario recomendó a mi papá que me diera leche para que me fuera bien comida. Ese día, en el concierto, mi papá invitó al boticario y a su esposa para que me vieran cantar y les dijo: “Esta es la niña a la que le dimos leche”. La gente me recibió de manera increíble, y al final mi papá subió con un ramo de flores. Fue uno de los mejores momentos de mi vida. Pasó uno o dos días y regresamos a México para continuar con la dinámica.
¿Por qué dejaste la Ciudad de México?Después de regresar de Saltillo, estaba abriéndome camino como solista, pero la Ciudad de México me parecía cada vez más insegura. El mundo del canto es muy ríspido, y yo no soy así. Hablé con el maestro Jimmy y le dije que quería tomar un año sabático en Saltillo. Él me propuso prepararme para Nueva York, pero yo le dije que mi objetivo no era ser cantante, yo solo quería aprender y estudiar música.
Volví en 1996 o 1997 con una beca del ICOCULT para investigar música virreinal en Santiago y San Esteban de la Nueva Tlaxcala. Rompí paradigmas en mi familia al mudarme sola para poder estudiar y trabajar. Comencé a formar coros en la Casa de la Cultura, el ITESM campus Saltillo, aunque siempre dije que no era corista y daba clases de música en el Instituto Alpes.
El año sabático se convirtió en 30 años de trabajo. El coro de la Casa de la Cultura cumplió 30 años en agosto. Amo Saltillo; es mi terruño y siento la responsabilidad de compartir con mi ciudad lo que pude aprender, porque para mí fue un regalo. Al principio la gente de México me llamaba y preguntaba cuándo regresaría, y yo decía “pronto”; ese día nunca llegó, se dieron por vencidos y dejaron de llamarme.
¿Qué importancia tiene para usted enseñar?Ver cantar a mis alumnos es lo más gratificante. Les transmito todo mi conocimiento sin reservas. Considero que mis estudiantes son como mis hijos y me esfuerzo por ofrecerles formación de calidad.
¿El cantante nace o se hace?Antes de iniciar clases realizo una audición para evaluar el oído musical. Si no lo tienen, les informo honestamente para no hacerles perder tiempo. La técnica se puede enseñar, pero la sensibilidad auditiva es innata.
¿Qué géneros musicales disfruta interpretar?Mi repertorio incluye ópera, pero personalmente disfruto más la música popular. He interpretado música norteña, cumbias y canciones tradicionales. La técnica facilita cantar cualquier género sin dañarse.
¿Cómo surgió el proyecto Stabat Mater?Mi fe me guía. Hace 18 años iniciamos con el Stabat Mater en diferentes parroquias de Saltillo. Es un proyecto que me conecta con la comunidad y fortalece el vínculo cultural local y además se hace en todas los lugares importante del mundo.
¿Cómo ve la escena musical en Saltillo actualmente?Saltillo está creciendo en talento musical. Antes teníamos que traer músicos de otras ciudades, ahora surgen intérpretes locales muy capacitados. Es un orgullo formar parte de este desarrollo cultural.
¿Qué quisiera decirle hoy a su familia?
A todos, y en especial a mi papá y a mi mamá, les diría gracias. Primero, gracias por darme leche y también gracias al boticario que les dio aquella recomendación. Les agradecería la confianza que siempre me tuvieron porque, como te decía al principio, las mujeres no contábamos mucho en aquel tiempo. Y cuando regresé a Saltillo, mis primeras alumnas fueron mis hermanas; de ahí salieron Marcela Guillermo, Mariju y mi sobrina Paloma. Siempre hemos sido más niñas que niños. Somos una familia muy unida y mis alumnas y alumnos son también parte de mi familia, a ellos los quiero como si fueran mis hijos porque yo me casé con la música.
Teresa Guillermo ha construido una carrera internacional sólida y, al mismo tiempo, se ha comprometido con el desarrollo artístico de Saltillo. Su trayectoria como mezzosoprano, docente y directora de coros refleja un esfuerzo constante por transmitir conocimientos y fomentar el talento local. “Mi propósito es devolver a mi ciudad algo de lo que me fue regalado. Saltillo es mi tierra y aquí quiero estar compartiendo la pasión por la música”, concluye.
Entrevista: Entrevista con Manuel Padilla Reyes
“No espero a que las oportunidades lleguen, las creo con esfuerzo, disciplina y pasión cada día.” A sus 21 años, Manuel Padilla Reyes vive una rutina que para muchos sería imposible, pero para él es simplemente el camino hacia el futuro que quiere construir. Por las mañanas -- leer más
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