Durante los meses más cálidos del año, especialmente en ciertas zonas de México donde las temperaturas superan los 40 grados centígrados, muchas personas experimentan cambios en su estado emocional. Uno de los síntomas más frecuentes es un aumento en la irritabilidad. Pero, ¿qué causa que el calor extremo afecte nuestro ánimo?
Diversas investigaciones científicas han demostrado que las temperaturas elevadas generan alteraciones fisiológicas que impactan directamente en nuestro comportamiento.
Uno de los primeros efectos es la sudoración abundante, que puede llevar a la deshidratación si no se reponen adecuadamente los líquidos perdidos. Esta falta de hidratación afecta el funcionamiento cerebral, causando fatiga mental y disminuyendo la capacidad para manejar el estrés, lo que puede derivar en reacciones impulsivas o agresivas ante situaciones diarias.
Además, las altas temperaturas suelen dificultar el sueño, lo que también contribuye a la irritabilidad. El insomnio durante una ola de calor incrementa el cansancio acumulado y afecta el control emocional.
De acuerdo con el portal eldiario.es, el calor intenso acelera el ritmo cardíaco y eleva la presión arterial, respuestas físicas que el organismo interpreta como signos de ansiedad. Esto provoca la liberación de cortisol, la hormona del estrés, lo que explica los cambios repentinos en el estado de ánimo y la sensación de incomodidad emocional.
Otro factor que intensifica estas reacciones emocionales es la disminución de oxígeno en el cuerpo. Cuando la temperatura corporal sube y la transpiración no es suficiente para regularla, se produce una falta de oxígeno que reduce la capacidad de control emocional, favoreciendo respuestas irritables o impulsivas.
Ramón Lozano, investigador de la UNAM, indica que el hipotálamo —la zona cerebral responsable de regular la temperatura corporal— carece de un mecanismo lo suficientemente eficaz para manejar cambios bruscos de calor. Como también regula funciones como el apetito y la sed, su sobrecarga puede generar desequilibrios emocionales.
Es importante señalar que no todas las personas reaccionan igual ante el calor. Los expertos señalan que algunos organismos se adaptan mejor a las altas temperaturas, mientras que otros son más vulnerables a sufrir malestar térmico.