¿Por qué la presión arterial cambia durante el día y la noche?

La presión arterial no se mantiene constante; es normal que varíe a lo largo del día y durante la noche. Estas oscilaciones forman parte del funcionamiento natural del organismo y están determinadas por múltiples factores internos y externos.
Entender por qué ocurren estos cambios es esencial para una correcta vigilancia de la presión y para cuidar adecuadamente la salud cardiovascular. A continuación, especialistas explican nueve causas principales que influyen en estas variaciones.
Ritmo circadiano
1. El cuerpo se rige por un reloj biológico de 24 horas, conocido como ritmo circadiano. Este regula diversas funciones, incluida la presión arterial, que suele descender durante el sueño profundo, empezar a elevarse antes de despertar, alcanzar su punto más alto a media mañana y disminuir progresivamente hacia la tarde y la noche.
Actividad física
2. Realizar ejercicio, ya sea leve como caminar o intenso, provoca un aumento transitorio de la presión arterial. Esto ocurre porque el corazón trabaja más para aportar oxígeno y nutrientes a los músculos. Tras finalizar la actividad, la presión generalmente regresa a sus valores habituales.
Estrés y estado emocional
3. El estrés, la ansiedad, el miedo o la excitación activan el sistema nervioso simpático, liberando hormonas como adrenalina y cortisol. Estas sustancias aumentan la frecuencia cardiaca y contraen los vasos sanguíneos, elevando de manera temporal la presión arterial.
Alimentación y consumo de sal
4. La dieta tiene un efecto directo sobre la presión. Un consumo elevado de sodio favorece la retención de líquidos, incrementando el volumen sanguíneo y la presión arterial. Asimismo, bebidas y alimentos como la cafeína o el alcohol pueden modificar sus niveles.
Uso de medicamentos
5. Algunos fármacos influyen en la presión arterial. Mientras los antihipertensivos buscan disminuirla, otros como descongestionantes, antiinflamatorios no esteroideos, ciertos antidepresivos o suplementos naturales pueden aumentarla. Por ello, siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud.
Sueño: calidad y duración
6. Dormir poco o tener un descanso de mala calidad altera la regulación hormonal y del sistema nervioso, lo que puede traducirse en cifras más altas durante el día. Trastornos como el insomnio crónico o la apnea del sueño se asocian con un mayor riesgo de hipertensión.
Temperatura del entorno
7. El clima también influye. En ambientes fríos, los vasos sanguíneos se contraen para conservar el calor, lo que puede elevar la presión arterial. En cambio, el calor favorece la dilatación de los vasos, provocando una leve disminución.
Posición corporal
8. Los cambios de postura, como ponerse de pie rápidamente, pueden causar una disminución momentánea de la presión (hipotensión ortostática) mientras el organismo se adapta. Asimismo, los valores pueden variar ligeramente según se esté acostado, sentado o de pie.
Consumo de cafeína, alcohol y tabaco
9. La cafeína puede generar un aumento temporal de la presión arterial. El consumo excesivo de alcohol tiende a elevarla y puede interferir con los tratamientos. Por su parte, fumar provoca un incremento inmediato y notable de la presión debido a la acción de la nicotina y otras sustancias dañinas para los vasos sanguíneos.
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