Alejandro Meretta (MN 65.971), cardiólogo y colaborador habitual de Infobae en Vivo, señaló que la mitad de los dolores torácicos que se observan en la práctica clínica no tienen lesiones coronarias detectables, aunque pueden ser igualmente peligrosos e incluso elevar el riesgo de muerte.
Durante su participación en el programa matutino, Meretta advirtió que ningún síntoma debe ignorarse, especialmente en personas jóvenes y mujeres en etapa menopáusica, ya que el dolor puede reflejar enfermedades cardiovasculares no visibles con métodos diagnósticos convencionales.
El especialista explicó que, a diferencia de lo que se pensaba décadas atrás —cuando el dolor en el pecho se asociaba directamente con obstrucción coronaria y cirugía—, hoy se sabe que más del 40% de los casos tienen un origen distinto, como el dolor de origen microvascular. Este tipo de afección, destacó, puede pasar desapercibida pero conlleva riesgos importantes a largo plazo.
Durante un reciente congreso sobre imágenes cardiovasculares, se planteó la necesidad de equilibrar la sospecha tradicional de isquemia coronaria con la evaluación de patologías más sutiles, señaló Meretta. Citó el caso de una paciente de 62 años con dolores repetidos en el pecho, estudios normales y un diagnóstico final de enfermedad microvascular, que afecta pequeños vasos invisibles en el cateterismo convencional. Antes se pensaba que sin obstrucciones visibles no había problema, pero hoy está comprobado que estos pacientes tienen una tasa de mortalidad 1.5 veces mayor que aquellos que nunca presentan dolor.
El cardiólogo subrayó que esta condición afecta principalmente a mujeres menopáusicas y suele detectarse tarde. También hizo hincapié en que el dolor cardíaco puede presentarse de muchas formas, no solo como el clásico dolor opresivo en el pecho que se irradia al brazo o la mandíbula. Incluso, dijo, puede confundirse con un problema odontológico, como sucedió con una paciente que creía tener neuralgia.
Asimismo, explicó que los cuadros emocionales o ansiosos también pueden imitar un infarto, con síntomas como opresión, palpitaciones o falta de aire. Ante cualquier duda, lo correcto es consultar, ya que con un electrocardiograma y análisis básicos se puede descartar un evento grave.
Durante la entrevista, Meretta abordó preguntas del público y relató casos comunes. Recomendó no minimizar el dolor si hay factores de riesgo, como tabaquismo, diabetes o hipertensión, ya que incrementan la probabilidad de un evento cardiovascular, incluso sin síntomas evidentes.
Advirtió también sobre la falsa sensación de seguridad luego de una angioplastia con stent, ya que hasta el 40% de los pacientes puede seguir con molestias, producto de lesiones microvasculares que no comprometen las arterias principales pero sí afectan la circulación. Por eso, insistió en la necesidad de un seguimiento clínico cuidadoso incluso tras tratamientos “exitosos”.
En cuanto al diagnóstico, afirmó que la clínica y estudios de imágenes avanzadas, como ecocardiogramas de estrés, son herramientas clave, aunque el pilar sigue siendo la consulta médica temprana y el seguimiento personalizado.
Frente a una persona con dolor en el pecho en el hogar, recomendó actuar rápido y acudir al centro médico adecuado, ya que la evaluación oportuna es lo más importante. También desmintió la idea de que solo el dolor torácico intenso es motivo de preocupación, subrayando que hay que considerar cada caso de forma individual.
Finalmente, recordó que muchas veces el sistema nervioso puede generar síntomas similares a los de un infarto, por lo que ante cualquier manifestación, por leve que parezca, se debe consultar para evitar complicaciones. La clave, concluyó, está en la conciencia, la educación y el seguimiento adecuado, sobre todo en pacientes de alto riesgo.