Neurociencia contra las adicciones: 6 tips para prevenir

Normalmente, al pensar en adicciones, lo primero que viene a la mente son las dependencias a sustancias psicoactivas, como el alcohol o las drogas. Sin embargo, es importante no pasar por alto las adicciones relacionadas con comportamientos.
Los estándares sociales actuales, que fomentan la búsqueda de placer inmediato y evitan el malestar, junto con los avances tecnológicos que facilitan el acceso rápido a diversas fuentes de gratificación, crean un ambiente propicio para el crecimiento de las adicciones comportamentales. Hoy en día, con solo un clic, tenemos al alcance numerosas fuentes de placer y recompensa, algunas de las cuales pueden resultar problemáticas.
“El potencial adictivo de cualquier conducta que genere placer depende del tiempo y dinero que se le dedique, la frecuencia con que se realice y el impacto negativo que tenga en distintos ámbitos de la vida, como lo personal, familiar, social o laboral”, explica Matías Sanchez Sanda, integrante del equipo de Psicoterapia de INECO.
Entre las adicciones comportamentales se encuentran el juego patológico, las llamadas “tecnoadicciones” (adicción al celular e internet), la adicción al trabajo, al sexo y a las compras.
El juego patológico, considerado un trastorno adictivo comportamental, ha aumentado en prevalencia en los últimos años. Esto puede atribuirse en parte a la mayor exposición a estímulos relacionados con el juego, impulsada por la publicidad creciente de plataformas de apuestas en línea y juegos de azar. Además, la cultura actual, que promueve la búsqueda de placer instantáneo, facilita la propagación y consolidación de estas conductas adictivas.
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), el juego patológico se caracteriza por un patrón persistente y recurrente de juego problemático; la necesidad de apostar cantidades mayores para obtener la misma emoción; nerviosismo o irritabilidad al intentar reducir o dejar de jugar; pensamientos constantes sobre las apuestas; intentos de recuperar pérdidas; mentiras para ocultar el grado de implicación; y poner en riesgo relaciones, empleo o estudios debido al juego.
Entre las señales de alerta se encuentran:
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Pérdida de control sobre la conducta de apostar y conductas relacionadas.
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Distorsiones cognitivas comunes en el juego patológico, tales como:
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Creer que perder en una apuesta aumenta las chances de ganar en la siguiente.
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Pensar que existe un método infalible para ganar en juegos de azar.
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Recordar más las victorias que las pérdidas.
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Tener la falsa sensación de control sobre la conducta cuando no es así.
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Incremento en el tiempo y dinero invertidos en el juego, muchas veces intentando recuperar lo perdido o buscar el placer inicial.
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Problemas en relaciones personales, motivados por mentiras, deudas o incumplimiento de responsabilidades.
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Pérdida de interés o placer en actividades antes disfrutadas (anhedonia).
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Aparición de otros síntomas psiquiátricos, como ansiedad o trastornos del ánimo, derivados del estrés generado por el juego.
Respecto a las “tecnoadicciones”, se entiende como un uso problemático y excesivo del celular o internet que interfiere con otras actividades. Quienes las padecen pueden mentir sobre el tiempo que pasan conectados, pensar constantemente en el contenido digital, irritarse si no pueden conectarse, sacrificar horas de sueño, y mostrar dificultad para reducir el uso. También pueden abandonar actividades sociales o laborales, experimentar euforia al usar el celular, y presentar síntomas de ansiedad o cambios emocionales.
La adolescencia es una etapa particularmente vulnerable debido a la mayor sensibilidad a las recompensas, menor control de impulsos y menor percepción de riesgos. Esto aumenta la propensión a conductas adictivas, tanto a sustancias como comportamentales. Los juegos de azar y apuestas son especialmente peligrosos para los jóvenes debido a su mecanismo de recompensas intermitentes y la falta de conocimiento sobre sus riesgos. Por eso, es fundamental educarlos sobre que el juego no es una forma segura de ganar dinero, que está basado en el azar y no en habilidades, y que puede volverse tan adictivo como las drogas o el alcohol.
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