Es poco probable que quienes acuden a una sala de emergencias por dolor lumbar reciban una receta de opioides, según un nuevo estudio.
La prescripción de estos fármacos en dichos contextos se redujo más de la mitad entre 2016 y 2022, según informaron investigadores en la edición del 12 de julio de la revista Annals of Emergency Medicine.
En 2016, alrededor del 32 % de las consultas por dolor de espalda en salas de urgencias terminaban con una receta de opioides. Para 2022, esa proporción descendió a poco más del 13 %, señalaron los autores del estudio.
“El descenso en las recetas de opioides refleja que los médicos están adaptando sus prácticas conforme a la evidencia científica, en medio de una mayor conciencia sobre la crisis de opioides”, comentó el autor principal, Dr. Howard Kim, especialista en medicina de emergencia de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, en Chicago.
El equipo analizó datos del Centro Nacional de Estadísticas de Salud que cubrían cerca de 53 millones de visitas a salas de emergencia por dolor lumbar durante el periodo de estudio.
Los pacientes reportaban niveles importantes de dolor, con una media superior a 7 en una escala de 0 a 10. En promedio, esperaban unos 37 minutos para ser atendidos y permanecían unas cuatro horas en urgencias.
Actualmente, los antiinflamatorios no esteroides (AINE), como el ibuprofeno, se han convertido en el tratamiento más común, suministrado en casi 29 % de los casos.
También ha disminuido la proporción de pacientes que reciben opioides durante su estancia en urgencias: del 35 % en 2016 bajó a menos del 25 % en 2020, señalaron los investigadores.
No obstante, los expertos advirtieron que aún persisten prácticas no recomendadas, como el uso frecuente de radiografías innecesarias en estos pacientes.
En 2022, alrededor del 37 % de los casos incluyeron radiografías, cifra similar a la de 2015. El pico máximo se registró en 2021, con casi un 44 %.
“Aún queda trabajo por hacer para promover el uso adecuado de las radiografías en casos de dolor lumbar”, indicó Kim. “Es un desafío complejo, ya que esta decisión depende tanto del criterio médico como de las expectativas del paciente”.