Las nuevas pautas de presión arterial destacan los cambios en el estilo de vida

Casi la mitad de los adultos en EE. UU. deberían recibir un tratamiento más temprano para la hipertensión, que incluya cambios en el estilo de vida y, cuando sea necesario, medicamentos, según nuevas directrices publicadas por importantes organizaciones de salud cardiaca del país.
Las pautas recomiendan atención temprana y más personalizada para aproximadamente el 47 % de los estadounidenses cuya presión arterial promedio es de 130/80 mm/Hg o más, según un informe conjunto de la Asociación Americana del Corazón (AHA) y el Colegio Americano de Cardiología (ACC).
“La hipertensión es el factor de riesgo modificable más común de la enfermedad cardiaca”, afirmó el Dr. Daniel Jones, presidente del comité que elaboró las directrices y decano emérito de la Facultad de Medicina de la Universidad de Mississippi. Según Jones, la guía de 2025 busca ayudar a los médicos a ofrecer estrategias individualizadas que permitan controlar la presión arterial y reducir las complicaciones como enfermedades cardiacas, renales, diabetes tipo 2 y demencia.
Estas nuevas recomendaciones actualizan las de 2017, que redujeron el umbral de hipertensión de 140/90 a 130/80. Ahora, además, se profundiza en la atención a personas con hábitos poco saludables o condiciones médicas específicas, ofreciendo pautas claras de estilo de vida para reducir la presión arterial, entre ellas:
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Limitar la ingesta de sodio a menos de 2,300 mg al día, con un objetivo ideal de 1,500 mg.
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Revisar etiquetas de alimentos y reducir el sodio de comidas procesadas y restaurantes.
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Reducir o limitar el alcohol a una bebida diaria para mujeres y dos para hombres.
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Controlar el estrés mediante ejercicio, meditación, yoga u otras técnicas.
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Mantener un peso saludable, buscando perder al menos un 5 % si hay sobrepeso u obesidad.
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Seguir una dieta cardioprotector, rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, nueces, semillas, lácteos bajos en grasa y proteínas magras.
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Realizar actividad física 75-150 minutos por semana, combinando ejercicio aeróbico y fuerza.
Se recomienda además monitorear la presión arterial en casa para confirmar el diagnóstico y seguir la evolución del tratamiento.
Las directrices también introducen la herramienta PREVENT™, lanzada en 2023, que estima el riesgo de enfermedad cardiaca a 10 y 30 años, considerando factores cardiacos, renales y metabólicos, y sugieren pruebas adicionales para personas con diabetes, enfermedad renal o apnea del sueño.
Otras recomendaciones incluyen:
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Destacar que la hipertensión puede afectar la función cognitiva y aumentar el riesgo de demencia.
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Mantener un control riguroso de la presión arterial durante y después del embarazo.
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Usar varios medicamentos para tratar presiones extremadamente altas o en personas con diabetes tipo 2, obesidad o enfermedad renal.
“La prevención, la detección temprana y el manejo adecuado de la presión arterial son esenciales para la salud del corazón y del cerebro, y contribuyen a vidas más largas y saludables”, señaló Jones.
Las pautas clasifican la presión arterial de la siguiente manera:
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Saludable: menos de 120/80 mm/Hg.
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Elevada: 120-129/80 mm/Hg.
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Hipertensión etapa 1: 130-139/80-89 mm/Hg.
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Hipertensión etapa 2: 140/90 mm/Hg o más.
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