Las conmociones podrían ser una señal de advertencia temprana de la ELA

Las conmociones cerebrales y las lesiones cerebrales traumáticas (LCT) han sido consideradas como posibles factores de riesgo para la ELA, o enfermedad de Lou Gehrig.
Sin embargo, un estudio reciente sugiere que la relación podría ser inversa: estas lesiones podrían actuar como señales tempranas de la ELA en personas que ya están en sus primeras etapas.
Los investigadores explican que la pérdida de control muscular característica de la ELA temprana podría aumentar la probabilidad de caídas o accidentes que resulten en una conmoción cerebral. En otras palabras, en algunos casos, la LCT podría ser una consecuencia de la ELA subclínica, más que una causa.
Para el estudio, se comparó a aproximadamente 85,700 pacientes con lesiones cerebrales traumáticas con más de 257,000 personas sin antecedentes de LCT. Durante casi seis años de seguimiento, se registraron 150 casos de ELA. Aunque las LCT se asociaron con un riesgo más del doble de desarrollar ELA, este aumento solo se observó durante los dos años posteriores a la lesión. No se encontraron diferencias en la edad al diagnóstico o al fallecimiento entre quienes tenían ELA con antecedentes de LCT y quienes no.
Los investigadores concluyeron que el elevado riesgo de ELA tras una LCT podría reflejar una causalidad inversa: más que provocar la enfermedad, la lesión podría ser una complicación temprana en individuos con ELA preclínica que ya presentan debilidad muscular y riesgo de caídas.
La Dra. Rosanna Sabini, especialista en conmociones cerebrales en Nueva York, señaló que estos hallazgos subrayan la importancia de vigilar de cerca a los pacientes tras una lesión cerebral traumática para detectar signos tempranos de enfermedades neurodegenerativas. La ELA, explicó, afecta la médula espinal y el cerebro, provocando debilidad progresiva de los músculos, dificultades para caminar y, en etapas avanzadas, problemas respiratorios que pueden requerir ventilación asistida.
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