Las cicatrices son para siempre? Qué dice la medicina sobre su permanencia

Las cicatrices surgen como parte natural del proceso de reparación de la piel cuando una lesión afecta sus capas más profundas. Aunque con el tiempo su apariencia puede modificarse y existen tratamientos para mejorarla, generalmente permanecen de forma permanente debido a la forma en que el cuerpo reconstruye el tejido dañado.
La piel humana está compuesta por tres capas principales: la epidermis, que funciona como una barrera externa; la dermis, que alberga vasos sanguíneos, glándulas, colágeno y elastina; y la hipodermis, que protege los órganos y conserva el calor a través de tejido graso.
Cuando la herida llega hasta la dermis, el organismo inicia un complejo proceso de sanación que implica inflamación, formación de costras y remodelación posterior del tejido. Durante esta fase, el cuerpo produce nuevas fibras de colágeno, pero estas se organizan de manera desordenada. A diferencia de la piel sana, donde las fibras forman una estructura ordenada, el colágeno en las cicatrices se agrupa caóticamente.
Esta disposición irregular disminuye la elasticidad y evita que las cicatrices tengan glándulas sudoríparas o folículos pilosos. Por ello, aun cuando la cicatriz se aclare o se aplane, mantiene una textura y color diferentes a la piel original.
En algunos casos, el cuerpo genera un exceso de colágeno durante la cicatrización, lo que produce cicatrices hipertróficas —que se limitan al área de la herida— o queloides, que se extienden más allá de los bordes iniciales. Las cicatrices hipertróficas suelen aparecer en adolescentes y mujeres embarazadas, posiblemente debido a cambios hormonales, mientras que los queloides son más frecuentes en personas con piel oscura, sugiriendo un factor genético.
Ambos tipos de cicatrices pueden mostrar tonos que varían entre rojo, rosa, púrpura o ser más oscuros que la piel normal. Aunque con el tiempo pueden suavizarse, este proceso puede tomar entre seis y dieciocho meses y no asegura que desaparezcan por completo.
Aunque las cicatrices son permanentes, existen varias opciones para reducir su visibilidad. Los tratamientos más comunes incluyen la terapia láser, que disminuye su grosor y color, y los geles de silicona, que ayudan a aplanar y suavizar el tejido si se usan de manera continua.
Otra alternativa es la cirugía para revisar cicatrices, donde los médicos eliminan el tejido cicatricial y crean una nueva herida con bordes más precisos para lograr una mejor apariencia. Además, las inyecciones de esteroides son efectivas para tratar queloides e hipertróficas, ya que reducen la inflamación y descomponen el exceso de colágeno.
La medicina regenerativa está investigando formas de imitar la capacidad que tienen algunos animales, como las salamandras, para reparar tejidos sin dejar cicatrices. Incluso los fetos humanos en las primeras etapas del embarazo pueden sanar sin formar cicatrices.
Estudios recientes indican que esta habilidad se pierde conforme avanza la gestación, debido a cambios en la programación celular y en la cantidad de células madre en la piel. Entender estos mecanismos es esencial para desarrollar tratamientos que promuevan la regeneración completa del tejido cutáneo en lugar de la formación de cicatrices. Aunque esta área está aún en desarrollo, ofrece una esperanza futura para la medicina estética y reconstructiva.
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