La UNAM advierte: el uso excesivo de IA podría disminuir la actividad cerebral

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) emitió una nueva alerta sobre los peligros del uso excesivo e indiscriminado de la inteligencia artificial.

De acuerdo con la neurocientífica Pilar Durán Hernández, recurrir demasiado a estas herramientas digitales puede disminuir la actividad cerebral y afectar la capacidad de razonamiento, un efecto relacionado con la llamada atrofia por desuso.

Este señalamiento fue expuesto durante la conferencia “El costo cognitivo de la conveniencia. Cómo la IA impacta nuestro cerebro”, realizada en el marco del Neurofest 2025 en el museo Universum.

En ese espacio, la especialista explicó que delegar funciones cognitivas a sistemas como ChatGPT reduce la necesidad de activar circuitos neuronales fundamentales para el aprendizaje y la toma de decisiones.

Durán Hernández señaló que investigaciones recientes muestran que los usuarios frecuentes de plataformas basadas en IA tienden a presentar menor procesamiento cognitivo, dificultades para plantear y analizar situaciones complejas y una baja general en su capacidad para resolver problemas.

Este comportamiento, advirtió, contrasta con el de quienes utilizan buscadores tradicionales como Google, ya que estos requieren procesos activos de búsqueda, análisis y selección de información, lo que favorece una mayor activación del cerebro.

La neurocientífica también destacó que el impacto de la IA en la actividad cerebral va más allá de las consultas en línea.

Mencionó que la sustitución paulatina de la escritura a mano por el teclado modifica directamente el conectoma cerebral —la red que organiza y procesa la información—. Para la especialista, escribir a mano funciona como un “motor biológico” del aprendizaje profundo, por lo que abandonar esta práctica reduce estímulos importantes para fortalecer las conexiones neuronales.

Recordó además que la evolución de la inteligencia humana, desde los primeros homínidos hasta el Homo sapiens, ha dependido de la resolución de problemas y la creación de herramientas.

Sin embargo, la rápida digitalización que comenzó en los años 80 y el crecimiento acelerado de la inteligencia artificial en la última década podrían frenar ese progreso si se genera una dependencia total de estas tecnologías. Según Durán Hernández, una mente que delega de manera constante “se vuelve hipoactiva” y puede experimentar un retroceso cognitivo.

Durante su intervención, la científica recalcó que la inteligencia artificial debe utilizarse como un apoyo, no como un reemplazo del pensamiento humano. Recomendó evitar que la tecnología realice completamente tareas de análisis, redacción o resolución académica, ya que “al final, quien termina aprendiendo es la IA, no nosotros”.

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