Un reciente estudio clínico indica que una única dosis de penicilina resulta igual de eficaz que el esquema tradicional de tres inyecciones para tratar la sífilis en sus primeras etapas.
Según lo publicado en New England Journal of Medicine, aplicar la segunda y tercera dosis de penicilina G benzatínica (BPG) no ofrece beneficios adicionales en estos pacientes.
Carolyn Deal, jefa de la sección de infecciones de transmisión sexual del NIAID, explicó que aunque la BPG es muy eficaz, el régimen de tres dosis puede ser costoso y desincentivar a los pacientes a acudir a todas las citas médicas. Por ello, estos hallazgos sugieren que podría simplificarse el tratamiento con una sola dosis, especialmente ante las altas tasas de sífilis.
En Estados Unidos, la sífilis continúa siendo un riesgo para la salud sexual: en 2023 se reportaron más de 209,000 casos, un incremento del 61% respecto a 2019. Sin tratamiento, la infección puede generar daño cerebral, fallos en órganos, complicaciones durante el embarazo, defectos de nacimiento y aumentar la probabilidad de transmisión o adquisición de VIH.
La BPG es uno de los pocos antibióticos efectivos contra la sífilis y actualmente se importa al país para cubrir una escasez nacional.
El estudio reclutó a 249 pacientes con sífilis temprana en 10 centros médicos estadounidenses, en su mayoría hombres, y el 61% convivía con VIH. Los participantes fueron asignados al azar a recibir una sola inyección de BPG o el régimen de tres dosis semanales.
Los resultados mostraron que cerca del 76% del grupo de dosis única respondió al tratamiento, frente al 70% del grupo de tres dosis, sin que la diferencia fuera estadísticamente significativa.
El Dr. Edward Hook III, investigador principal, señaló que, aunque la sífilis y la BPG se han estudiado y usado durante décadas, aún se obtienen nuevos conocimientos que ayudan a optimizar el tratamiento.
Reducir el esquema a una sola dosis podría también contribuir a prevenir la resistencia bacteriana y a mitigar los efectos de la escasez de penicilina, un problema recurrente en EE. UU. y en otras partes del mundo, que afecta los esfuerzos de control de la enfermedad.
A pesar de estos resultados prometedores, los investigadores destacan la necesidad de más estudios para confirmar la eficacia de una dosis única, especialmente en casos de sífilis avanzada o con afectación del sistema nervioso.