La mayoría de los fármacos en TDAH elevan el pulso y la presión arterial

Un metaanálisis internacional, publicado en la revista The Lancet Psychiatry, revela que la mayoría de los medicamentos utilizados para tratar el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), incluidos los fármacos no estimulantes, pueden provocar efectos cardiovasculares, como el aumento del ritmo cardíaco y de la presión arterial.
Aunque estos cambios suelen ser leves, los autores del estudio recomiendan vigilar de forma regular la tensión arterial y el pulso en quienes reciben este tipo de tratamiento.
La investigación, que revisa los estudios más recientes sobre el tema, cobra especial relevancia en un momento en que los diagnósticos de TDAH han crecido notablemente, tanto en niños como en adultos.
En declaraciones al Science Media Centre, el doctor Alberto Ortiz Lobo, del Hospital Universitario La Paz, señala que este incremento podría estar influido por factores sociales y culturales. Según explica, vivimos en una sociedad que otorga gran importancia al rendimiento académico y laboral, lo que podría llevar a clasificar como patológico lo que en realidad forma parte de la diversidad normal del comportamiento humano.
Ortiz también critica el uso generalizado de estos medicamentos sin tener en cuenta el entorno familiar, educativo y social del paciente, y advierte que los posibles efectos cardiovasculares a largo plazo no han sido suficientemente investigados. La mayoría de los estudios, añade, se han realizado en periodos cortos de tiempo —de unas siete semanas—, mientras que en la práctica clínica los tratamientos se extienden durante años.
Asimismo, lamenta que muchos estudios prioricen los resultados positivos en cuanto a eficacia sin analizar en profundidad los efectos adversos. Señala, por ejemplo, que parámetros importantes como la conducción eléctrica del corazón rara vez se estudian mediante pruebas como el electrocardiograma.
Por su parte, Pedro Manuel Ruiz Lázaro, del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, opina que el metaanálisis no aporta datos completamente nuevos, aunque sí respalda científicamente lo que ya se conocía: tanto los medicamentos estimulantes como los no estimulantes pueden provocar alteraciones cardiovasculares leves.
En su opinión, no es necesario aplicar controles cardiovasculares rutinarios a todos los pacientes, ya que los efectos detectados son mínimos y no tienen consecuencias clínicas significativas. Propone, en cambio, una evaluación personalizada de los antecedentes médicos del paciente y su familia para decidir si es necesario un seguimiento más estrecho.
El neuropediatra Manuel Antonio Fernández, director del Instituto Andaluz de Neurología Pediátrica, coincide en que los efectos secundarios suelen ser leves, temporales y poco frecuentes. Añade que estos medicamentos han sido injustamente estigmatizados, y se les ha asociado erróneamente con el dopaje o el intento de mejorar el rendimiento escolar de manera artificial, cuando en realidad son herramientas terapéuticas valiosas que contribuyen a mejorar la calidad de vida de muchas personas con TDAH, tanto en la infancia como en la edad adulta.
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