La cirugía de cataratas se está convirtiendo en un procedimiento de consultorio, señalan los expertos

Imagine acudir al consultorio de su oftalmólogo y someterse a una cirugía rápida de cataratas, sin necesidad de ingresar a un hospital ni recibir anestesia intravenosa.

Ese podría ser el futuro de este procedimiento ocular, según investigadores que presentaron sus hallazgos en la reunión anual de la Academia Americana de Oftalmología (AAO) en Orlando, Florida.

En el estudio, cientos de pacientes fueron operados exitosamente en el consultorio de su médico tras recibir solo sedación oral, con resultados altamente satisfactorios. La mayoría tomó una dosis estándar de diazepam (5 mg para mayores y 10 mg para jóvenes), y solo el 10% necesitó una dosis adicional.

Ninguno de los pacientes tuvo que posponer la cirugía por ansiedad o falta de calma, señalaron los investigadores.

“Antes de abrir nuestra sala quirúrgica en el consultorio, esperaba que más pacientes requirieran mayores niveles de sedación oral”, comentó el Dr. Brad Feldman, cirujano de Philadelphia Eye Associates. “Ya en mi segundo día operando allí, me convencí de que este entorno era más cómodo, práctico y seguro para la mayoría de los pacientes”, añadió.

Las cataratas se producen cuando el cristalino natural del ojo se vuelve opaco, afectando la visión. La cirugía consiste en reemplazarlo por un lente artificial transparente, explicó la AAO.

Aunque cada vez más oftalmólogos realizan estas cirugías en sus consultorios, los protocolos de sedación aún no habían sido ampliamente estudiados.

“Más de 100 consultorios privados en Estados Unidos ya practican cirugía de cataratas en el consultorio, la mayoría bajo sedación oral”, señaló Feldman. “Nuestro objetivo era compartir nuestro enfoque para que sirva de guía a otros profesionales”.

El médico aclaró que las cirugías no se realizan en salas comunes adaptadas, sino en instalaciones con estándares similares a los de un centro quirúrgico ambulatorio, con sistemas de aire filtrado, equipo eléctrico especializado y áreas estériles para procesar el material quirúrgico.

El estudio abarcó 729 cirugías, con una sola complicación menor: una filtración del gel ocular interno a otras zonas del ojo.

Además, más del 99% de los pacientes eligieron operarse el segundo ojo en el mismo consultorio, aun cuando había un centro quirúrgico a menos de un kilómetro de distancia.

Según Feldman, el diazepam actúa aproximadamente al mismo tiempo que las gotas dilatan las pupilas, lo que permite al médico evaluar el nivel de sedación antes de entrar al quirófano.

“A diferencia de la sedación intravenosa, el paciente no pasa al quirófano hasta estar en el nivel adecuado de relajación, lo que hace que el procedimiento sea mucho más predecible”, explicó el especialista.

El equipo planea seguir recopilando datos sobre los pacientes que se sometan a este tipo de cirugía y alentó a otros oftalmólogos a hacer lo mismo.

Los autores advirtieron que los resultados son preliminares hasta que sean publicados en una revista científica revisada por pares.

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