La cangurera piel con piel estimula el desarrollo cerebral de los bebés prematuros

Un estudio reciente sugiere que el contacto piel con piel podría favorecer el desarrollo cerebral en bebés prematuros.
Los bebés nacidos antes de las 32 semanas mostraron un mayor desarrollo en áreas cerebrales relacionadas con la regulación de emociones y el manejo del estrés cuando recibieron más contacto piel con piel, según informaron los investigadores el 24 de septiembre en Neurology.
“Se ha demostrado que el contacto piel con piel brinda múltiples beneficios a los bebés prematuros, incluyendo mejor vínculo afectivo, sueño, función cardíaca y pulmonar, crecimiento, y reducción del dolor y estrés”, explicó la investigadora principal Katherine Travis, directora del Laboratorio de Desarrollo y Recuperación del Lenguaje del Instituto Neurológico Burke en White Plains, Nueva York. Agregó que los hallazgos sugieren que este tipo de cuidado también podría influir en la configuración temprana del cerebro, subrayando la importancia de las experiencias de cuidado durante las primeras semanas de vida de un bebé prematuro.
El estudio analizó a 88 bebés prematuros con una edad gestacional promedio de 29 semanas, que pesaban alrededor de 2,7 libras y permanecieron en el hospital aproximadamente dos meses. Los investigadores midieron la cantidad y duración del contacto piel con piel proporcionado por los familiares durante la hospitalización, conocido como “cuidado canguro”, que consiste en sostener al bebé con pañales contra el pecho desnudo del cuidador.
En promedio, las familias visitaban una vez al día, y las sesiones de piel con piel duraban alrededor de 70 minutos, siendo las madres quienes ofrecían el 73 % del cuidado. La cantidad promedio diaria de contacto piel con piel fue de 24 minutos durante toda la estancia hospitalaria.
Antes del alta hospitalaria, cerca de la edad gestacional a término de 40 semanas, cada bebé recibió un escáner cerebral enfocado en la materia blanca, la red de comunicación entre diferentes áreas del cerebro. Los resultados mostraron que sesiones más prolongadas de piel con piel se asociaron con mayor actividad en dos regiones clave: el cíngulo, implicado en la atención y regulación emocional, y las radiaciones talámicas anteriores, relacionadas con el procesamiento emocional y la memoria. Esta relación se mantuvo significativa incluso al considerar otros factores como edad gestacional al nacer, edad al momento del escáner, nivel socioeconómico y frecuencia de visitas familiares.
“Este tipo de cuidado no solo fortalece el vínculo familiar, sino que también podría estimular nuevas conexiones dentro del cerebro, mejorando la salud cerebral general del bebé”, afirmó Travis.
No obstante, muchas unidades de cuidados intensivos neonatales (UCIN) no están adecuadamente diseñadas para promover el contacto piel con piel. Entre los obstáculos están el espacio físico limitado, los modelos de personal, las demandas de atención simultánea, recursos insuficientes para la presencia prolongada de familiares y la dificultad para modificar rutinas establecidas, según un editorial acompañante en Neurology coescrito por Emma Duerden, profesora asociada de psicología infantil en la Universidad de Western, Canadá.
Los autores señalaron que, debido al tamaño del estudio y su carácter observacional, no se puede establecer un vínculo causal directo entre el contacto piel con piel y el desarrollo cerebral, solo una asociación. Recomendaron que futuras investigaciones exploren cómo las experiencias tempranas de cuidado podrían moldear el cerebro y favorecer el crecimiento saludable del niño.
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