Las pantallas forman parte cotidiana de muchas familias, pero un estudio reciente sugiere que pasar demasiado tiempo frente a ellas en la primera infancia podría retrasar el desarrollo del lenguaje en los niños.
Esto sucede porque los más pequeños aprenden mejor al tocar, explorar y jugar con objetos reales, explicó Sarah Kucker, psicóloga de la Universidad Metodista del Sur en Dallas.
"Cuando un niño aprende una palabra nueva como ‘plátano’, es fundamental que pueda sentir su textura y verlo desde distintos ángulos para comprender que es un objeto tridimensional con un olor particular", detalló. "Ver solo una imagen o un video rápido de dibujos animados no ofrece la misma información".
En resumen, observar algo en una pantalla no equivale a interactuar con el mundo real.
Kucker recomienda limitar el tiempo frente a pantallas durante los primeros años, ya que en esta etapa se forman conexiones cerebrales cruciales para el lenguaje que se desarrollan mejor a través de experiencias prácticas.
Sin embargo, no todo el tiempo frente a la pantalla es negativo. Algunos contenidos digitales pueden apoyar el aprendizaje, especialmente si son parte de una interacción social.
Para ayudar a los padres a aprovechar mejor el tiempo de pantalla, Kucker sugiere cuatro consejos fáciles:
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Reflexiona sobre el propósito de usar la pantalla. Si solo se busca mantener al niño tranquilo o distraído, es mejor optar por otras alternativas, como ejercicios de respiración o un juguete blando.
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Utiliza las pantallas como medio social. Las videollamadas con familiares, por ejemplo con la abuela, fomentan que los niños aprendan a mantener conversaciones bidireccionales. También los juegos para dos personas, como los rompecabezas, favorecen que el niño hable, escuche y aprenda.
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Elige contenidos interactivos. Si la aplicación o video solo permiten que el niño observe pasivamente, probablemente no aprenderá mucho. Busca medios que hagan preguntas o que conecten a tu hijo con su entorno.
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Combina el tiempo frente a la pantalla con charlas reales. Asegúrate de que el niño escuche muchas palabras de personas en vivo. Actividades sencillas como narrar lo que haces al cocinar o limpiar pueden fortalecer su desarrollo.