Robert F. Kennedy Jr., quien fue secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos en la administración del presidente Donald J. Trump, afirmó que el Trastorno del Espectro Autista (TEA) es prevenible y vinculó el aumento de diagnósticos con la exposición a "toxinas ambientales". Esta declaración, reportada por NBC News, carece de evidencia científica y pruebas que la respalden.
Su postura va en contra de los hallazgos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que han documentado un aumento en la prevalencia del TEA infantil en los Estados Unidos. Los expertos del CDC explican este fenómeno por un mejor diagnóstico y mayor conciencia sobre el trastorno.
Kennedy rechaza las conclusiones del CDC, señalando que el autismo tiene una causa relacionada con factores externos. Anunció que en tres semanas se publicarán investigaciones para identificar las "toxinas ambientales" responsables del aumento del TEA.
Además, acusó a quienes niegan la influencia de agentes ambientales de "negacionismo epidémico" y enfatizó la necesidad de reconocer y abordar este enfoque.
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) se caracteriza por alteraciones en el neurodesarrollo que afectan la comunicación, las interacciones sociales y generan patrones de comportamiento repetitivos o restringidos. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en México lo describe como un conjunto de alteraciones neurológicas que interfieren con la comunicación y las interacciones sociales, señalando que no hay una causa única, aunque se consideran factores genéticos y ambientales.
De manera similar, los CDC en Estados Unidos definen el TEA como una discapacidad del desarrollo originada por diferencias en el cerebro. Algunas personas con TEA tienen causas genéticas conocidas, mientras que otras aún no se comprenden completamente.
En México y Estados Unidos, los programas sociales para personas con autismo se basan generalmente en un diagnóstico clínico realizado por profesionales de la salud, como neurólogos, psiquiatras o psicólogos. La Secretaría de Educación Pública (SEP) en México destaca la importancia de una evaluación multidisciplinaria para identificar las necesidades específicas de los alumnos con TEA.
Por su parte, en Estados Unidos, la Academia Americana de Pediatría recomienda realizar pruebas de detección de autismo en todos los niños, y la elegibilidad para programas específicos depende de la edad, el nivel de funcionamiento y las necesidades individuales determinadas a través de evaluaciones estandarizadas.