En el campo de la salud dental, el uso de los enjuagues bucales continúa siendo motivo de discusión.
Diversas organizaciones científicas y expertos en odontología reconocen que estos productos pueden aportar beneficios reales, aunque enfatizan que nunca deben sustituir el cepillado ni el uso del hilo dental. Además, es fundamental acudir a profesionales para recibir una orientación adecuada.
Al momento de utilizarlos, surgen dudas importantes: ¿cuándo y cómo es mejor usarlos? ¿Qué tipo conviene seleccionar? ¿Qué posibles efectos secundarios pueden tener?
La Asociación Dental Americana señala que el enjuague bucal puede aplicarse antes o después del cepillado, según la preferencia personal. La Clínica Mayo recomienda emplearlo luego de cepillarse y usar hilo dental, mientras que el Servicio Nacional de Salud británico aconseja no usarlo inmediatamente después para evitar que el flúor de la pasta se elimine, sugiriendo hacerlo en otro momento del día.
La ADA sugiere respetar las instrucciones del fabricante y usarlo con cuidado: aproximadamente 20 ml, haciendo gárgaras durante 30 segundos, y evitar comer o beber durante media hora después.
Entre las ventajas del enjuague bucal se encuentran su capacidad para llegar a zonas difíciles para el cepillo, ayudar a disminuir la placa bacteriana y contribuir a prevenir enfermedades en las encías.
La ADA señala que estos productos ayudan a reducir el riesgo de caries y problemas periodontales, los cuales, si no se controlan, pueden causar retracción de las encías o pérdida dental, como advierte la Academia Americana de Periodontología. Algunos también previenen la formación de sarro, que es una placa endurecida difícil de eliminar.
Algunos colutorios contienen alcohol, lo que puede reducir la producción de saliva, por lo que no se recomiendan para personas con boca seca o sensibilidad.
Existen diferentes tipos de enjuagues diseñados para necesidades específicas, como aliviar la sequedad bucal, fortalecer los dientes con flúor, combatir el mal aliento con ingredientes como la clorhexidina, o versiones especiales para niños.
El uso excesivo o inadecuado puede causar efectos negativos. Según MedlinePlus, la ingesta accidental o intencional de cantidades superiores a las recomendadas puede resultar tóxica, debido a componentes como la clorhexidina, el alcohol, el peróxido de hidrógeno o el metilsalicilato.
Para elegir el enjuague adecuado, es importante considerar el estado bucal y el propósito. Los colutorios se dividen en varias categorías: estéticos (para refrescar el aliento y eliminar restos de comida), antisépticos (con clorhexidina para combatir bacterias e infecciones, especialmente después de cirugías), con flúor (para prevenir caries), sin alcohol (para personas con sensibilidad), para combatir el mal aliento, y versiones infantiles con dosis y sabores apropiados.
La selección del producto debe basarse en el diagnóstico odontológico y el objetivo terapéutico de cada caso.
En conclusión, el enjuague bucal puede ser un complemento valioso para la higiene oral si se utiliza de manera adecuada, siempre bajo supervisión profesional, y sin sustituir las prácticas esenciales: cepillarse dos veces al día y usar hilo dental regularmente. La consulta con el odontólogo es fundamental para su incorporación correcta.