El estrés crónico puede afectar el sistema inmunológico

El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones amenazantes, pero en la actualidad, los factores que lo provocan son muchos y constantes. Según Mayo Clinic, entender cómo funciona esta reacción fisiológica y aprender a controlarla es clave para mantener el bienestar y una buena calidad de vida.
El mecanismo fisiológico del estrés es una antigua respuesta de defensa. El cuerpo humano está preparado para enfrentar el estrés como protección ante peligros inmediatos. Mayo Clinic explica que esta reacción, llamada “lucha o huida”, se activa cuando el cerebro detecta una amenaza, aunque hoy en día estas amenazas rara vez sean depredadores físicos. Más bien, el organismo interpreta las demandas diarias, como el exceso de trabajo, las cuentas por pagar o el cuidado familiar, como peligros, generando la sensación de estar constantemente bajo presión.
El proceso comienza en el hipotálamo, una pequeña área en la base del cerebro. Al percibir un peligro —real o percibido, como el ladrido de un perro durante una caminata—, se activa un sistema de alarma que, mediante señales nerviosas y hormonales, estimula las glándulas suprarrenales sobre los riñones para liberar hormonas como la adrenalina y el cortisol.
La adrenalina acelera el ritmo cardíaco, eleva la presión arterial y brinda un aumento de energía. Por su parte, el cortisol, la principal hormona del estrés, aumenta la glucosa en sangre, mejora su uso por el cerebro y facilita la reparación de tejidos. Además, el cortisol afecta el sistema inmunológico y reduce funciones no esenciales en emergencias, como la digestión, la reproducción y el crecimiento. Este sistema también interactúa con áreas cerebrales relacionadas con el estado de ánimo, la motivación y el miedo.
Normalmente, cuando el peligro desaparece, los niveles de adrenalina y cortisol bajan y el cuerpo vuelve a su estado normal. Pero si el estrés persiste por mucho tiempo, esta respuesta se mantiene activa, lo que puede tener efectos adversos en la salud.
El manejo adecuado del estrés incluye técnicas de relajación, ejercicio, buena alimentación y apoyo social.
El estrés prolongado puede afectar numerosos sistemas del cuerpo. Mayo Clinic advierte que el estrés crónico incrementa el riesgo de problemas cardiovasculares, inmunitarios, digestivos, reproductivos y de crecimiento. Un exceso de cortisol puede debilitar la respuesta inmunológica, aumentando la susceptibilidad a infecciones, y la supresión de funciones digestivas y otras puede derivar en trastornos físicos y emocionales.
Cada persona reacciona de manera diferente al estrés. Mayo Clinic señala que algunos mantienen la calma ante casi cualquier situación, mientras otros se alteran con pequeños problemas, y la mayoría se encuentra en un punto intermedio. Esta variabilidad depende de factores como la genética, experiencias previas, entorno social y apoyo emocional, por lo que el manejo del estrés debe adaptarse a cada individuo para ser efectivo.
Aunque no siempre es posible evitar los factores estresantes, sí se puede aprender a manejarlos. Mayo Clinic recomienda identificar las fuentes de estrés y adoptar estrategias que cuiden tanto el bienestar físico como emocional. Es importante evitar conductas poco saludables para lidiar con el estrés, como el consumo de alcohol, tabaco, drogas o comer en exceso, y buscar ayuda profesional si se nota un aumento en estas conductas.
Controlar el estrés implica reconocer sus causas y desarrollar herramientas para enfrentarlo, incluyendo la práctica de relajación, actividad física regular, alimentación balanceada, establecer límites en las responsabilidades y buscar apoyo social.
Aprender a manejar el estrés aporta beneficios concretos, como reducir la ansiedad y mejorar la calidad de vida. Mayo Clinic destaca que esto puede traducirse en tranquilidad mental, menor ansiedad, mejor presión arterial, mayor autocontrol y concentración, relaciones más saludables, e incluso una vida más larga y saludable.
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