El ejercicio transforma la salud mental y la autoestima en jóvenes y adolescentes

La actividad física se presenta como una herramienta eficaz y al alcance de todos para promover la salud mental entre niños y adolescentes, en un momento en que los trastornos psicológicos en estas edades están alcanzando niveles alarmantes a nivel mundial.
La creciente preocupación por la salud mental juvenil
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que uno de cada siete adolescentes padece algún tipo de trastorno mental, lo que equivale al 13% de la carga global de enfermedades en este grupo etario.
Un artículo de la revista BMC Public Health advierte que problemas como la ansiedad y la depresión han aumentado de forma significativa, especialmente en regiones como Asia y Europa Occidental, donde representan una de las principales causas de afectación en la juventud. Esta tendencia se ve agravada por factores como la presión en los estudios, la influencia de las redes sociales, problemas familiares y desigualdades económicas.
Beneficios de la actividad física para el bienestar emocional
Diversas investigaciones recopiladas en BMC Public Health y Frontiers coinciden en que el ejercicio físico tiene efectos positivos profundos sobre la salud mental de los jóvenes. Los estudios revisados —procedentes de países como Estados Unidos, India, Reino Unido, México, Australia, China, Turquía, Corea del Sur, Grecia y Polonia— aportan una base sólida y multicultural a las conclusiones.
Los adolescentes que participan en programas de ejercicio físico muestran una reducción en los síntomas de estrés, ansiedad y depresión. Además, experimentan mejoras en su autoestima, habilidades sociales y bienestar general. Estos beneficios se evidencian tanto en programas escolares como en actividades fuera del aula, siendo especialmente marcados en estudiantes de secundaria y en varones.
El ejercicio no solo ayuda a reducir el estrés mediante la liberación de endorfinas y otros neurotransmisores relacionados con el placer y la estabilidad emocional, sino que también favorece el desarrollo de la autorregulación emocional. Por otro lado, los deportes en equipo fortalecen la cooperación, el sentido de pertenencia y la identidad social, elementos clave en la prevención de trastornos psicológicos.
Claves para intervenciones eficaces
Los estudios señalan que no todas las rutinas físicas tienen el mismo impacto en la salud mental. Las más efectivas son aquellas de intensidad moderada, realizadas al menos tres veces por semana, con sesiones que duran entre 15 y 45 minutos, durante períodos de hasta diez semanas.
Los ejercicios aeróbicos son los que más beneficios ofrecen en la reducción de síntomas emocionales negativos, aunque el entrenamiento de fuerza y las rutinas mixtas también aportan ventajas. Además, las prácticas que combinan movimiento y concentración mental, como el yoga o el tai chi, resultan útiles para manejar el estrés y fomentar la calma.
Resultados en poblaciones con trastornos del neurodesarrollo
La relación entre la actividad física y la salud mental también ha sido analizada en menores con condiciones como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), el trastorno del espectro autista (TEA) o la discapacidad intelectual.
Una revisión publicada en la revista JAMA encontró que estas intervenciones contribuyen de manera significativa a mejorar la función cognitiva, el bienestar psicológico y a disminuir tanto los problemas internos (como la ansiedad y la depresión) como las conductas problemáticas externas.
La frecuencia, duración y el número total de sesiones son factores clave para maximizar los beneficios. Además, es importante que las rutinas se ajusten a las características y capacidades específicas de cada grupo, asegurando así una mayor eficacia en los resultados.
ENFERMEDADES: Un pequeño cambio al caminar podría mejorar la salud física de los adultos mayores
Un estudio clínico realizado en adultos mayores en Chicago, Estados Unidos, demostró que incrementar la velocidad al caminar puede mejorar de manera notable la capacidad funcional en personas que presentan signos de fragilidad física. La investigación, publicada en PLOS ONE, -- leer más
Noticias del tema