Evitar ciertas conductas ayuda a reducir los riesgos relacionados con el calor intenso, la deshidratación y otras enfermedades propias de la temporada. A continuación, se presentan diez recomendaciones sobre qué no hacer durante la canícula.
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Evitar la exposición directa al sol durante las horas más intensas:
 Entre las 11:00 y las 16:00 horas, la radiación ultravioleta alcanza su mayor intensidad, incrementando el riesgo de quemaduras solares y golpes de calor.
 
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No realizar ejercicio físico intenso al aire libre:
 El esfuerzo bajo altas temperaturas provoca una mayor sudoración y pérdida de electrolitos, lo que puede derivar en deshidratación grave y agotamiento por calor.
 
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No esperar a sentir sed para hidratarse:
 La sed suele ser un signo tardío de deshidratación. Es fundamental ingerir líquidos, especialmente agua, de manera regular durante el día para mantener el equilibrio hídrico.
 
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Evitar el consumo excesivo de bebidas azucaradas o alcohólicas:
 Estas bebidas pueden favorecer la deshidratación al aumentar la producción de orina y no reponer correctamente los electrolitos perdidos.
 
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No consumir comidas pesadas o de difícil digestión:
 Los alimentos abundantes requieren más energía para su procesamiento, lo que puede elevar la temperatura interna del cuerpo.
 
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Extremar la protección de niños y personas mayores:
 Estos grupos son más vulnerables al calor extremo debido a su menor capacidad para regular la temperatura corporal y a que perciben menos la sensación de sed.
 
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No dejar personas o mascotas dentro de vehículos cerrados:
 La temperatura dentro de un automóvil puede subir rápidamente a niveles peligrosos, incluso con las ventanas entreabiertas, causando golpes de calor en pocos minutos.
 
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No ignorar síntomas de golpe de calor:
 Síntomas como mareos, náuseas, dolor de cabeza o piel caliente y seca no deben ser pasados por alto, ya que la condición puede agravarse y requerir atención médica inmediata.
 
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Evitar usar ropa ajustada o de colores oscuros:
 Estas prendas dificultan la transpiración y absorben más calor del sol, aumentando la temperatura corporal.
 
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No subestimar la importancia del descanso:
 El cuerpo necesita recuperarse del estrés causado por el calor. La falta de sueño o un descanso insuficiente hacen que el organismo sea más vulnerable a los efectos negativos de las altas temperaturas.