Un altar de amor para Abigail, la niña que sigue brillando

En la Escuela Minerva Ramos Rendón, los colores, las flores y las velas se unieron para rendir homenaje a Ana Abigail Amaya Romo, una pequeña cuya sonrisa sigue iluminando los corazones de quienes la amaron.
Con el alma llena de amor y nostalgia, la comunidad escolar de la Escuela Minerva Ramos Rendón se reunió para honrar la memoria de Ana Abigail Amaya Romo (2015–2024), una niña cuya breve vida dejó una huella imborrable de ternura, alegría y esperanza.
El altar, levantado con esmero por maestros, alumnos y padres de familia, se convirtió en un espacio donde las flores de cempasúchil, las fotografías y los mensajes de cariño narraban la historia de una niña que supo enseñar el valor de la sonrisa incluso en medio de la adversidad.
Abigail, nacida el 12 de enero de 2015 en Monclova, Coahuila, fue hija de Héctor Eduardo Amaya Sánchez y Anakaren Romo Haz, y hermana inseparable de Héctor Eduardo Amaya Romo.

Paso por la vida
Desde pequeña, su alegría iluminaba cada rincón y su forma de ver la vida transformaba lo cotidiano en algo mágico.
Durante su batalla contra el cáncer, jamás perdió la luz que la caracterizaba. Quienes la conocieron la describen como un ejemplo de fortaleza, bondad y amor sin medida. En cada dibujo, en cada palabra y en cada recuerdo compartido, sigue presente la niña que veía el mundo con ojos de esperanza. “Tu amor sigue guiando, tu risa sigue sonando, y tu memoria será un faro eterno para quienes tuvimos la dicha de conocerte”, se leyó en una de las cartas colocadas junto a su retrato.
Adiós
Aunque su partida dejó un vacío profundo, su espíritu sigue brillando como una estrella que no se apaga en los corazones de su familia, amigos y maestros.
En cada flor, en cada vela encendida, en cada lágrima y sonrisa, Abigail vive, recordándonos que el amor verdadero nunca muere.
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