Tumba de “El Cone” recuerda legado del periodista caído en Celemania

La lápida de Carlos Antonio Ballesteros Villarreal alberga memoria, flores y el respeto de Monclova.
En el cementerio Panteón Guadalupe de Monclova descansa el cuerpo de Carlos Antonio Ballesteros Villarreal, nacido el 12 de abril de 1979 en Monclova, quien falleció el 9 de septiembre de 2007, cuando apenas tenía 28 años de edad, tras quedar atrapado en la tragedia de Ejido Celemania en el municipio de Nadadores, Coahuila.
Periodista de la sección policiaca en el diario El Tiempo, era conocido por su apodo “El Cone”, nombre que todavía resuena en los pasillos de los medios locales por su entrega y valentía. Sus restos fueron colocados al lado de su padre en el panteón, donde cada año, familiares compañeros de trabajo y amigos colocan flores frescas y rinden homenaje a su memoria.
La tragedia que marcó al Estado

El 9 de septiembre de 2007 ocurrió el choque entre un camión que transportaba explosivos –alrededor de 22 toneladas de nitrato de amonio y una camioneta en la carretera a la altura del ejido Celemania, lo que desencadenó una explosión devastadora que dejó décenas de muertos, incluyendo tres periodistas de Monclova: Carlos Ballesteros, David Herrera quien trabajaba para el Zócalo y Andrés Ramírez reportero en La Prensa.
Este hecho, considerado uno de los más graves en la región centro de Coahuila, abrió un cráter de 10 a 20 metros y destruyó varios vehículos y viviendas, marcando a la comunidad para siempre.
Un lugar de homenaje constante

La tumba de Carlos muestra un arreglo sencillo pero lleno de significado: flores frescas, una fotografía del “Cone” y mensajes de compañeros que aún lo recuerdan. Unido a su padre, su sepulcro se ha convertido en un punto de encuentro para quienes admiran su trayectoria.Aunque han pasado 18 años desde su muerte son años que suman su ausencia pero no su olvido, el legado de su voz periodística permanece vivo en Monclova.
Legado, familia y ejemplo

Además de su labor profesional, Carlos dejó una hija que al día de hoy tiene aproximadamente 18. Su apodo “El Cone” simboliza al joven reportero que no temía adentrarse en lo difícil para contar la verdad.En cada aniversario de su partida, los reporteros y colegas del diario El Tiempo lo recuerdan con respeto y promesa de continuar su misión informativa.
Una historia que no se apaga
La visita al panteón muestra un contraste entre la juventud del periodista que partió y la madurez del recuerdo que cultivó. Su tumba, al pie de flores que nunca faltan, es un testimonio silencioso de que los sacrificios de quienes dan su vida por informar no caen en el olvido.Monclova lo honra hoy, mañana y siempre, porque aunque su voz quedó en pausa aquel 9 de septiembre de 2007, su historia sigue resonando.
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