¡Todo estalló! Donald Trump y Elon Musk se enfrentan sin filtros

Donald Trump y Elon Musk rompieron su alianza tras semanas de tensiones políticas, ataques en redes y un proyecto de ley que terminó por separarlos.

Donald Trump y Elon Musk protagonizaron una ruptura pública esta semana en Estados Unidos, luego de desacuerdos sobre una ley fiscal impulsada por el presidente, lo que desató una serie de acusaciones y reproches que marcaron el fin de una de las alianzas más influyentes en la política y tecnología global.

La relación entre Donald Trump, actual presidente de Estados Unidos, y Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX, ha llegado a un punto de quiebre. Luego de meses de colaboración en materia política y tecnológica, las diferencias entre ambos estallaron esta semana con una serie de declaraciones cruzadas en redes sociales.

El punto de inflexión fue la aprobación de una ley fiscal promovida por Trump, que Musk calificó de “abominación repugnante”. El empresario argumentó que la medida aumentará el déficit nacional y afectará negativamente a la economía, en especial al sector de vehículos eléctricos, al eliminar incentivos fiscales clave.

En respuesta, Trump acusó a Musk de deslealtad y “desgastarse” políticamente, además de sugerir que se cancelen contratos gubernamentales con las empresas del magnate sudafricano.

La tensión escaló cuando Musk publicó que Trump “no habría ganado las elecciones sin su ayuda”, sugiriendo incluso que debería ser destituido. Las declaraciones encendieron aún más la disputa, dejando en evidencia el colapso de una relación que alguna vez se consideró estratégica.

Impacto político y empresarial en Estados Unidos

El distanciamiento entre Trump y Musk no solo representa una ruptura personal, sino un reacomodo de fuerzas con repercusiones directas en la política estadounidense y la economía tecnológica.

Musk fue un aliado clave en la campaña de Trump, invirtiendo millones y amplificando sus mensajes a través de X (antes Twitter). Su presencia era constante en eventos políticos y reuniones privadas en Mar-a-Lago, y llegó a liderar una iniciativa presidencial para la eficiencia gubernamental.

El presidente había facilitado beneficios a las empresas de Musk, incluyendo contratos federales y espacios de promoción pública, como la exhibición de vehículos Tesla en la Casa Blanca. Sin embargo, las recientes decisiones comerciales de la administración, como los nuevos aranceles que afectan a la industria tecnológica, provocaron el rechazo de Musk y precipitaron el conflicto.

Entre ataques personales y amenazas legales

La disputa tomó un tono cada vez más agresivo. Musk acusó a Trump de ocultar información sobre su relación con Jeffrey Epstein y de “mentir al país”. Trump respondió con amenazas de cancelar contratos y con declaraciones sobre posibles investigaciones al estado migratorio del empresario.

Steve Bannon, exasesor de Trump, propuso incluso que el gobierno tome control de SpaceX, además de alentar investigaciones por consumo de drogas. Las declaraciones de ambos bandos han generado incertidumbre en el entorno político conservador y divisiones entre sus seguidores.

Algunos sectores liberales celebran el conflicto como una “guerra interna” entre figuras poderosas de la derecha, mientras que los republicanos más tradicionales temen las consecuencias de esta fractura rumbo a las elecciones de medio término.

Consecuencias a nivel global y futuro incierto

Esta ruptura tiene implicaciones no solo para Estados Unidos, sino también a nivel internacional. SpaceX es contratista de misiones espaciales para el gobierno estadounidense, mientras que Tesla mantiene operaciones en varios países afectados por la política comercial de Washington.

La pregunta ahora es si Trump y Musk podrán reconciliarse o si esta separación marcará una nueva era de antagonismo entre la Casa Blanca y el sector tecnológico. En juego están políticas clave como la transición energética, el desarrollo aeroespacial y la regulación de redes sociales.

Ambos personajes comparten el gusto por la confrontación mediática y el poder de movilizar masas, por lo que sus próximas acciones podrían redefinir no solo alianzas políticas, sino también el rumbo económico y tecnológico de Estados Unidos.

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