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Se hunde la calle Fuente en el centro de la ciudad

El problema con la vialidad se encuentra en una zona donde se cuenta con mucha actividad económica

Se hunde la calle Fuente en el centro de la ciudad : El problema con la vialidad se encuentra en una zona donde se cuenta con mucha actividad económica
José Gaytán
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Se hunde la calle Fuente en el centro de la ciudad : El problema con la vialidad se encuentra en una zona donde se cuenta con mucha actividad económica
Se hunde la calle Fuente en el centro de la ciudad : El problema con la vialidad se encuentra en una zona donde se cuenta con mucha actividad económica

Un hundimiento visible en la calle Fuente, en un tramo cercano a la oficina de correos y rodeado de instituciones clave como el Servicio de Administración Tributaria (SAT), un jardín de niños y una sucursal bancaria, ha puesto en evidencia las condiciones críticas de infraestructura urbana en una de las zonas con mayor tránsito vehicular y peatonal en Piedras Negras.

La arteria, vital para conectar con el centro de la ciudad y con importante actividad económica y educativa a su alrededor, presenta un socavón parcialmente oculto por ramas caídas, lo que representa un serio riesgo para quienes transitan por la vía, especialmente en horarios de mayor afluencia.

Infraestructura colapsada: una falla que no es aislada

El hundimiento registrado en la calle Fuente no es un caso aislado, sino un síntoma de una problemática estructural más profunda que afecta distintas zonas de Piedras Negras. El desgaste del pavimento, la falta de mantenimiento regular de redes subterráneas y la sobrecarga del tránsito pesado han generado fallas en diversas calles del primer cuadro de la ciudad, donde además convergen oficinas públicas y centros escolares.

A pesar de la ubicación estratégica del tramo afectado —en las inmediaciones de servicios gubernamentales y una zona escolar—, la señalización preventiva brilla por su ausencia. Las ramas que cubren parcialmente la grieta ofrecen una falsa apariencia de normalidad, cuando en realidad hay una fractura visible que representa un peligro para vehículos, peatones y ciclistas.

Riesgo para la seguridad vial y peatonal

El hundimiento en esta vialidad evidencia una de las debilidades más persistentes en la gestión urbana: la ausencia de vigilancia preventiva sobre las condiciones del suelo y el nulo mantenimiento en zonas con alto flujo. Cuando los accidentes ocurren, la respuesta suele ser reactiva y limitada a soluciones temporales.

El riesgo se agrava si se considera que esta zona es recorrida diariamente por madres y padres de familia que llevan a sus hijos al jardín de niños ubicado a pocos metros, trabajadores de oficinas públicas como el SAT, usuarios bancarios y repartidores de servicios. La grieta, si no es atendida con urgencia, podría derivar en accidentes de mayor gravedad que involucren a transeúntes o vehículos, además de comprometer estructuras aledañas.

Deterioro urbano frente a zonas de alta movilidad

La situación actual pone sobre la mesa un problema más amplio: el contraste entre zonas de alta movilidad y actividad económica y la precariedad de los servicios urbanos que las sustentan. No se trata solamente del hundimiento en la calle Fuente, sino de una serie de deterioros visibles en banquetas, alumbrado público, red hidráulica y drenaje que, en conjunto, reflejan una planificación deficiente y falta de monitoreo continuo.

Resulta contradictorio que se impulsen obras de gran visibilidad mediática mientras se descuidan zonas donde la ciudadanía convive cotidianamente con riesgos que van desde tropiezos hasta colapsos viales. La cercanía de este hundimiento con instalaciones federales y educativas exige, por sí sola, atención inmediata y estructural.

Falta de urbanismo preventivo y visión a largo plazo

La falta de mantenimiento preventivo de la infraestructura vial no solo afecta la movilidad diaria, sino que representa una carga económica y social a futuro. Un bache o hundimiento que no se atiende a tiempo termina por dañar la red de servicios subterráneos, aumentar el costo de rehabilitación y comprometer la seguridad del entorno. En este contexto, la ausencia de planes integrales de mantenimiento urbano muestra sus consecuencias más visibles.

Mientras el crecimiento urbano continúa, la infraestructura envejece sin una estrategia sostenible que priorice rehabilitación sobre expansión. La calle Fuente es hoy una muestra palpable de cómo la negligencia, la fragmentación administrativa y la falta de visión urbanística afectan directamente la calidad de vida.

Urgencia de intervención estructural

El hundimiento no debe entenderse como un hecho aislado sino como una llamada de atención sobre la precariedad con la que se gestionan espacios públicos esenciales. La falta de señalización en el área, la posibilidad de que la grieta se expanda y su proximidad a puntos de alta concurrencia convierten esta situación en un caso prioritario que exige intervención más allá de un simple parche.

Más que reparar solo el daño visible, es necesario realizar un diagnóstico estructural completo que incluya estudios del subsuelo, condiciones del drenaje, análisis del flujo vehicular y planificación de una rehabilitación integral que garantice la seguridad de residentes y usuarios.

Una ciudad segura empieza por el suelo que pisamos

El hundimiento en la calle Fuente refleja el tipo de urbanismo que se ha perpetuado en muchas ciudades: reactivo, fragmentado y sin visión. Si se desea construir una ciudad funcional, segura y digna para quienes la habitan y transitan, se deben atender con seriedad los pequeños signos del deterioro urbano antes de que se conviertan en tragedias anunciadas.

No basta con lamentar los daños ni señalar los factores externos como el clima o el uso frecuente. Las ciudades seguras comienzan con planificación responsable, vigilancia técnica constante y presupuestos enfocados en mantenimiento urbano de calidad. Dejar crecer las grietas, tanto físicas como administrativas, solo contribuye a ampliar la brecha entre los servicios públicos y las verdaderas necesidades ciudadanas.

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