Se acumulan calles cerradas por obras sin terminar en la ciudad
Las obras inconclusas continúan multiplicándose, afectando la movilidad urbana y frenando la actividad económica.

Las calles de Piedras Negras vuelven a ser escenario de obras inconclusas que interrumpen la movilidad, dañan el entorno urbano y debilitan la economía local, esta vez en la colonia Los Montes, donde la avenida principal permanece bloqueada sin avances visibles ni soluciones concretas.
En Piedras Negras, las obras inconclusas se han convertido en una constante. Como una red de puntos ciegos distribuidos por la ciudad, aparecen de forma repentina, con vallas metálicas, letreros de “Precaución: Obras en Proceso” y sin mayor explicación. El paisaje urbano de muchas colonias se ha transformado no por progreso, sino por pausas interminables.
Una de las zonas más recientemente afectadas es la colonia Los Montes, en particular su avenida principal, una vía de acceso importante que conecta con Román Cepeda. Allí, la circulación está parcialmente bloqueada, los vehículos deben desviarse, los peatones improvisan rutas, y los comercios miran impotentes cómo disminuye su clientela. Las máquinas ya no están, los trabajadores tampoco, pero las señales de obra siguen ahí, como testigos mudos del abandono.
El costo invisible de la inacción
Más allá de los conos naranjas y las cintas de precaución, lo que no se ve a simple vista es el impacto cotidiano que estas obras inconclusas generan en la vida de los habitantes. Cada calle cerrada es una ruta escolar interrumpida, un negocio menos visitado, una entrega que se retrasa, una urgencia médica que se complica.
En el caso específico de Los Montes, la obstrucción ya supera las tres semanas. La zona presenta hundimientos recurrentes producto de filtraciones mal reparadas y un sistema de drenaje visiblemente colapsado. Lo que inició como una intervención técnica para reparar una fuga, se ha convertido en una grieta que no sólo es física, sino también de confianza entre ciudadanía y entorno urbano.
Una ciudad atrapada entre vallas
Lo preocupante no es sólo que las obras no concluyan, sino que la ciudad parece aprender a convivir con ellas como si fueran permanentes. Las señales de “obras en proceso” se han normalizado, forman parte del mobiliario visual, al punto que ya no provocan sorpresa, apenas resignación.
Las obras inconclusas dejan una herida abierta en la infraestructura, pero también en la percepción del desarrollo. Cada vez que una calle se abre para no cerrarse, se debilita la idea de una ciudad funcional. Y mientras los trabajos quedan a medias, los espacios públicos se fragmentan, la movilidad se complica, y la vida urbana se adapta a la precariedad.
Negocios locales: los más golpeados
El comercio de barrio, ya de por sí frágil en muchos sectores, es el primero en resentir el impacto de estos cierres prolongados. Con las calles bloqueadas, los clientes optan por rutas alternativas, las ventas caen, y la incertidumbre crece. Para quienes dependen del flujo peatonal o vehicular, una obra sin terminar no es solo una molestia: puede ser la diferencia entre abrir o cerrar sus puertas.
Esta realidad no es exclusiva de Los Montes. Colonias como Año 2000, Doctores, Buena Vista o Presidentes también han experimentado situaciones similares en los últimos meses. El patrón se repite: inicio de obra, interrupción prolongada, silencio institucional y consecuencias visibles.
Infraestructura urbana: cuando el problema es la constancia
El problema de fondo no es la realización de obras —necesarias, sin duda, en una ciudad que crece— sino la falta de continuidad, de seguimiento, de coordinación. Una obra iniciada sin planificación adecuada, sin plazos claros o sin supervisión efectiva, deja de ser una solución para convertirse en un obstáculo.
Piedras Negras, como muchas ciudades en crecimiento, enfrenta retos complejos de infraestructura. Sin embargo, la falta de constancia en los proyectos urbanos no sólo retrasa el desarrollo, también erosiona la calidad de vida. Y eso, tarde o temprano, cobra factura.
Una ciudad que avanza… o lo intenta
El progreso urbano no se mide sólo por el número de obras iniciadas, sino por las que se terminan. Una calle abierta no es sinónimo de modernización si no vuelve a cerrarse con mejoras tangibles. Piedras Negras necesita más que maquinaria y señalización; necesita procesos completos, resultados visibles y espacios habitables.
La colonia Los Montes, como tantas otras, no pide privilegios. Pide algo tan elemental como calles transitables, accesos funcionales, y un entorno que no ponga a prueba la paciencia de quienes lo habitan. Mientras tanto, las vallas siguen ahí, recordando que en esta ciudad, muchas veces el avance se queda a medio camino.
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