Santo Tomás Moro: el mártir que eligió la conciencia antes que la corona.
En un tiempo donde la lealtad al trono significaba la vida y la objeción podía costarla, Santo Tomás Moro se convirtió en símbolo de integridad moral y fe inquebrantable. Intelectual brillante, político respetado y mártir cristiano, su vida es un testimonio del valor de la conciencia sobre la conveniencia. Su legado resuena aún hoy como patrono de los gobernantes, políticos y abogados, inspirando a quienes enfrentan dilemas éticos en el ejercicio del poder.
Vida
Tomás Moro nació en Londres el 7 de febrero de 1478. Hijo de un juez, fue educado en Oxford y luego en Inns of Court, una prestigiosa institución legal. Destacó por su inteligencia, sentido del humor y profunda fe cristiana. En su juventud consideró entrar en la vida religiosa, pero finalmente eligió el matrimonio. Tuvo cuatro hijos con su primera esposa, Jane Colt, y más tarde se casó con Alice Middleton.
Su carrera pública fue ascendente: abogado destacado, miembro del Parlamento y, finalmente, Lord Canciller de Inglaterra bajo el rey Enrique VIII. Moro era un humanista renombrado, amigo cercano de Erasmo de Rotterdam, y autor de la célebre obra Utopía, donde reflexionó sobre la justicia, la política y la organización social ideal.
Obra y legado
La contribución literaria más conocida de Tomás Moro es Utopía (1516), un texto que plantea una sociedad ficticia gobernada por la razón y la equidad, en contraste con las injusticias del mundo real. A lo largo de su vida, también escribió sobre teología, política y derecho, defendiendo con firmeza la autoridad del Papa sobre la Iglesia.
Su negativa a aceptar el Acta de Supremacía, mediante la cual Enrique VIII se autoproclamó jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra, lo llevó a prisión y finalmente a la ejecución. Fue decapitado el 6 de julio de 1535 en la Torre de Londres, tras negarse a firmar el documento que legitimaba el segundo matrimonio del rey.
Patrono y canonización
Tomás Moro fue canonizado por el Papa Pío XI en 1935, cuatro siglos después de su muerte. Es el patrono de los gobernantes y políticos, y, junto con Santa Mariana de Quito, fue declarado también patrono de los abogados y juristas. En el año 2000, el Papa Juan Pablo II lo proclamó patrono de los responsables de gobierno y del poder político, por su ejemplo de fidelidad a la conciencia y a la verdad.
Su vida recuerda que la integridad puede costar todo, pero que vale más que cualquier título o poder terrenal.