Posada lleva esperanza a niñas y niños de CAPASITS en Laguna

Niñas y niños atendidos en CAPASITS Torreón recibirán por primera vez una posada llena de solidaridad.
En Torreón, donde las campañas de salud pública conviven con profundas desigualdades, la Navidad de este año tendrá un gesto distinto. Por primera vez, niñas y niños atendidos en el Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención del Sida y otras Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS) recibirán una posada organizada especialmente para ellos. La iniciativa es de Raymundo Valadez Andrade, activista LGBT y gestor comunitario, quien decidió convertir la empatía en acción.
Infancias en doble vulnerabilidad
El convivio está dirigido a 34 menores —24 niños y 10 niñas— además de sus madres, lo que elevará la asistencia a cerca de 60 personas. Los pequeños viven una doble vulnerabilidad: la de crecer con VIH o ser hijos de madres que reciben tratamiento contra el virus, y la de enfrentar carencias económicas y emocionales que muchas veces pasan inadvertidas entre los indicadores oficiales.
Raymundo ha visto esas necesidades de cerca. “Hay niños que ya no tienen a su mamá ni a su papá… y cuando llegan al centro se nota su situación tan precaria”, dice. La pregunta que detonó todo fue sencilla pero contundente: ¿Tendrán regalo esta Navidad? Para muchos, quizá ni un bolo, ni un rosario, ni un postre; nada que les recuerde que también existe un lugar para ellos en esta temporada de afectos.
Organización contrarreloj
La posada se realizará el 8 de diciembre, pero la organización comenzó semanas antes. Raymundo no oculta el ritmo frenético que implica gestionar alimentos, regalos y postres mientras mantiene una agenda de activismo. “No es fácil, pero imagina lo que es para una mamá que no tiene para un juguete… si ellos están pasando hambre, sus hijos también. Eso es más duro”, afirma.
Un mensaje de futuro en cada regalo
La intención es simple: ofrecer un momento digno y un recuerdo luminoso. Los regalos previstos incluyen Barbies y figuras de superhéroes, pero no por capricho. Raymundo insiste en que ese detalle lleva un mensaje: “Barbie puede ser lo que quiera. Y así quiero que lo entiendan estas niñas: que puedan ser enfermeras, abogadas, maestras… lo que sueñen. Que sepan que hay futuro”.
Para las despensas, pide lo mejor: leche entera, harina para hot cakes, mermelada, cereal, productos bien seleccionados. “No quiero darles lo que no consumiríamos nosotros. Quiero darles algo bueno”, explica. Entre las donaciones ya aseguradas hay cupcakes de una pastelería local; otras gestiones incluyen tamales, dulces y juguetes. Su plazo para reunir lo necesario vence el 28 de noviembre, para tener tiempo de completar lo que falte.
Solidaridad que empieza a moverse
Las aportaciones han empezado a llegar, aunque todavía son pocas. Aun así, Raymundo mantiene la convicción de que la solidaridad puede multiplicarse. “Cada quien lo que pueda… un superhéroe, una Barbie, lo que sea. Hay juguetes desde 100 pesos. No se trata del precio, sino del gesto”.
La invitación está abierta: quienes deseen sumarse pueden entregar los regalos en CAPASITS Torreón, de lunes a viernes, de 8:00 a 13:00 horas.
Un acto de resistencia amorosa
En una región donde los prejuicios todavía pesan, esta posada no solo es un convivio: es un acto de resistencia amorosa. Una forma de decirles a estas niñas y niños —y a sus madres— que no están solos, que la dignidad también se celebra y que, como dice Raymundo citando a Yuri, siempre vendrán tiempos mejores.
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