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Pez Diablo continúa amenazando al ecosistema del Río Bravo en Guerrero, Coahuila

De acuerdo con el funcionario, esta especie invasora ha estado presente en el cauce del río por lo menos desde hace una década

Peces : De acuerdo con el funcionario, esta especie invasora ha estado presente en el cauce del río por lo menos desde hace una década
Gilberto Ortiz
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La reciente aparición del pez diablo en el Río Bravo, a la altura del paraje conocido como Las Cortinas en el municipio de Guerrero, no es un fenómeno nuevo ni sorpresivo, aseguró Juan Guadalupe Garza Menchaca, responsable de la oficina regional de la Secretaría del Medio Ambiente de Coahuila en Piedras Negras.

 

De acuerdo con el funcionario, esta especie invasora ha estado presente en el cauce del río por lo menos desde hace una década, tiempo en el que ha logrado expandirse sin control debido a la ausencia de depredadores naturales. Esta condición le permite al pez diablo reproducirse de manera acelerada, afectando gravemente el equilibrio del ecosistema acuático.

 

“Desde hace más de diez años se sabe que el pez diablo habita el río. Su presencia no es nueva. Lo preocupante es que consume los huevos de otras especies y no hay fauna que lo mantenga a raya, por eso se multiplica tan fácilmente”, explicó Garza Menchaca.

 

Las consecuencias de esta invasión ya comienzan a notarse, según el funcionario, quien advirtió que peces nativos como el bagre, besugo, róbalo, robaleta y catanes se encuentran entre las especies más amenazadas. La competencia por el alimento y el espacio en el río se ha vuelto desigual, poniendo en riesgo la biodiversidad local.

 

Ante este panorama, la Secretaría del Medio Ambiente reiteró el llamado a los pescadores de la región para que, en caso de capturar ejemplares de pez diablo, no los devuelvan al agua. “La única forma de controlarlos es sacarlos del río y sacrificarlos. No hay otra manera de frenar su propagación”, sentenció Garza Menchaca.

 

El problema de especies invasoras como esta no solo compromete la fauna local, también puede tener un impacto a largo plazo en la actividad pesquera y el sustento de las comunidades ribereñas. Por ello, se pide a los habitantes de la zona colaborar activamente en la contención de esta plaga, manteniéndose informados y reportando su presencia a las autoridades ambientales.

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