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Muere doña Juanita, madre de víctima de feminicidio: el dolor le quebró el alma antes que la vida

Muere doña Juanita, madre de víctima de feminicidio: el dolor le quebró el alma antes que la vida
Daniela Cordova
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El pasado 23 de mayo, doña Juanita Diamantina, de 90 años de edad, fue testigo de una tragedia que ningún corazón podría soportar. Afuera del Banco del Bienestar en Monclova, Coahuila, presenció cómo su hija Leticia Martinez fue brutalmente asesinada con un arma blanca, en una escena sádica y desesperante que quedará marcada para siempre en la memoria de quienes la atestiguaron. Para doña Juanita, ese momento fue devastador: presenciar el asesinato de su hija, a quien apenas había vuelto a ver después de años de distancia.


Doña Juanita vivía con una fractura de cadera que le dificultaba moverse con facilidad. Esa mañana la acompañó su hija al banco para cobrar un apoyo del gobierno. Nadie imaginó que sería el último momento juntas. El shock, la tristeza y la impotencia de ver cómo le arrebataban la vida a su hija frente a ella, fueron más fuertes que su ya frágil estado de salud.


Testigos cercanos narran que desde ese día, doña Juanita dejó de hablar. Apenas comía, no dormía . Su salud se deterioró rápidamente, pero más que su cuerpo, fue su alma la que comenzó a apagarse. La fractura de cadera era una herida física; la pérdida de su hija, un desgarramiento emocional del que ya no pudo recuperarse.


Durante años, madre e hija estuvieron separadas porque el exesposo de su hijo no dejaba que los visitara, pero recientemente habían retomado el contacto. Ese reencuentro, aunque breve, fue significativo para ambas. Sin embargo, el destino les jugó una despedida cruel e inesperada. A Juanita le fue arrebatada la oportunidad de sanar viejas heridas; en cambio, fue testigo de una despedida violenta y desgarradora.

Un llamado a la empatía y la justicia
La historia de doña Juanita no sólo es dolorosa: es un llamado urgente a atender las consecuencias del feminicidio más allá de la víctima directa. La violencia que arrebató a su hija también acabó con la vida de una madre que ya no encontró sentido para seguir. La comunidad de Monclova la despide con pesar, en medio de la exigencia de justicia por el doble dolor que dejó este crimen.

Dos muertes, una misma herida
Hoy, doña Juanita y su hija descansan juntas. El destino las reunió trágicamente en la muerte, pero su historia debe permanecer viva como reflejo del sufrimiento que genera la violencia de género, y la urgencia de erradicarla. La familia pide respeto y sensibilidad en este momento de luto profundo.

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