Migrante hondureña renuncia al sueño americano y pide apoyo en Monclova para los estudios de sus hijos

Mayra Alejandra, migrante de Honduras, recorre Monclova buscando ayuda para comprar uniformes escolares. Decidió quedarse en México tras perder a su esposo y su sueño americano.
Tras un año de travesía desde Honduras, Mayra Alejandra González decidió no cruzar a Estados Unidos, luego del endurecimiento de las medidas de seguridad por Estados Unidos y busca limosna en Monclova para comprar uniformes escolares y alimentar a sus seis hijos, quienes lograron ser aceptados en escuelas públicas de Monterrey.
De la esperanza al duelo: el camino truncado al norte
Mayra Alejandra salió de Honduras hace un año junto con su esposo e hijos, con la esperanza de llegar a Estados Unidos. Sin embargo, su ruta cambió drásticamente cuando su esposo murió al caer del tren en Castaños, Coahuila.
“El tren me lo tumbó... ahí quedó. Me lo echaron a la fosa común. Nadie nos quiso ayudar”, relató entre lágrimas.
Desde entonces, sola y viuda, carga con la responsabilidad de sacar adelante a sus seis hijos, cuyas edades van de los 9 a los 18 años.
Se queda en México por la educación de sus hijos
Luego de perder a su esposo y ver frustrado el sueño americano, Mayra desistió de seguir intentando cruzar la frontera, porque de llegar a cruzar y que la sorprendan ahora la medida es que los internan en la cárcel.
Comentó que reside en Monterrey, donde sus hijos fueron aceptados en escuelas públicas, algo que no logró en Monclova. Sin embargo, sus recursos son tan limitados que no ha podido comprar los uniformes escolares ni cubrir gastos básicos. Por eso regresó a Monclova temporalmente, con la esperanza de recibir ayuda.
“Prefiero pedir limosna"
Mayra ha intentado trabajar, pero fue víctima de abuso laboral.
“Una señora me llevó a limpiar una residencia todo el día por solo 100 pesos. Mejor pido limosna”, contó.
Aunque no tiene documentos migratorios por los altos costos del trámite, asegura que está decidida a quedarse en México, agradecida por las pocas oportunidades que ha recibido. “Aquí lo que Dios me dé, unos frijolitos, una sopa, feliz de la vida”, afirma con humildad.
Pide apoyo para seguir adelante
Sentada a la sombra con una de sus hijas, Mayra comentó que vino a Monclova desde el viernes para édir dinero en las calles y poder comprar comida para sus hijos y para sus uniformes.
“Les digo a mis hijos que estudien, que no tengan que pedir como yo”, destacó.
El poco dinero que ha reunido desde el viernes, unos 200 pesos, apenas le alcanza para pagar el hotel y dijo que regresaría a Monterrey la misma tarde de este lunes, sin saber si podrá cubrir todos los gastos.


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