Los Lakers gastan su crédito

Sonora derrota de los Lakers en el Target Center de Mineápolis. No tanto por el marcador final, 116-113, sino por las formas, los errores y las consecuencias.

Los angelinos no logran encontrar el camino en esta serie, y cada intento de reacción es frustrado por unos Minnesota Timberwolves que han identificado sus debilidades y sabido minimizarlas, tarea que los Lakers no han logrado igualar. Con los Wolves arriba 3-1, tendrán tres oportunidades para cerrar la serie y avanzar a la segunda ronda de los playoffs, a pesar de no haber sido cabezas de serie en el Oeste. Próxima cita, el miércoles.

El duelo fue notablemente más intenso que los anteriores. Puede que haya sido la última oportunidad para los Lakers de J.J. Redick, quien está viviendo una dura primera experiencia como entrenador en la NBA. Las piezas clave no sostuvieron el equipo y los secundarios no lograron asumir un rol protagonista. LeBron James, que venía de una actuación memorable, se vio más envuelto en faltas que en jugadas destacadas; aunque cerró el partido con dos tapones, lo que quedará será una pérdida crucial y una falta revisada por los árbitros. Luka Doncic, además, tropezó en un momento crítico subiendo el balón. Errores propios de momentos de presión que en esta volátil temporada afectan hasta a los más grandes. Edwards, por su parte, metió los tiros libres que sellaron la ventaja y Reaves falló el tiro del empate en la última posesión. Esa no era la canasta que salvaría a los Lakers.

El desplome en el último cuarto fue devastador: Minnesota les sacó una ventaja de 13 puntos en esos minutos finales. La moral de un equipo que, tras el traspaso de Doncic, creyó que podía competir por el campeonato, ahora se ve golpeada por la realidad de que sólo un milagro los podría salvar.

Doncic, aunque aquejado días atrás por un virus estomacal, regresó como protagonista con 38 puntos en 46 minutos, dominando la primera mitad, pero acabó siendo víctima de la misma suerte que sus compañeros. Del otro lado, Anthony Edwards brilló con 43 puntos, 16 de ellos en el último cuarto.

Los Wolves volvieron a imponerse en casa, clavando exactamente los mismos 116 puntos que en el partido anterior, mostrando una sorprendente regularidad pese a sus altibajos emocionales, y tomando el control absoluto de la serie.

Hayes, titular de inicio, volvió a ser irrelevante: tras una volcada y recibir una técnica, quedó olvidado. Los Lakers siguen sin saber cómo atacar a los hombres altos como Gobert y Randle. Redick optó en la segunda mitad por Hachimura, quien aportó una notable mejoría.

El arranque del partido fue desordenado, con Doncic claramente decidido a reivindicarse tras su mala actuación anterior, anotando y provocando al banquillo rival. Finch, para responder, introdujo temprano a Terrence Shannon. Sólo unos puntos finales de Edwards evitaron un desastre para los Wolves en el primer cuarto. El segundo parcial fue aún más físico, con LeBron involucrándose y protagonizando un momento de tensión al engancharse accidentalmente con Edwards, quien, tras unos segundos dramáticos, pudo continuar.

Doncic y James anotaron cada uno más de 20 puntos en la primera mitad, algo que, con los Lakers, no ocurría en playoffs desde los tiempos de Shaq y Kobe. Sin embargo, pese a dominar gran parte del tiempo, los angelinos se fueron al descanso por detrás tras un triple de Randle.

El tercer cuarto arrancó con un parcial de 0-14 para los Lakers, que luego vieron cómo los Wolves igualaban. El partido se mantuvo parejo hasta el inicio del último cuarto, donde pequeñas señales —rebotes mejor disputados por Minnesota, faltas no sancionadas, y una defensa laxa de los Lakers— presagiaban un desenlace desfavorable.

Anthony Edwards, imparable en ese tramo, metió dos triples para empezar el último cuarto. Los Lakers respondieron con Hachimura y Reaves, pero Naz Reid, inesperadamente, se convirtió en factor decisivo, anotando cinco puntos clave para poner en ventaja a los locales.

Exhaustos, los Lakers cometieron errores defensivos en momentos clave y, pese a algunos triples finales, no pudieron remontar. Tanto LeBron como Doncic fallaron en los momentos más importantes. Una falta de LeBron a Edwards, correctamente corregida por los árbitros, sentenció el partido: tres puntos de ventaja para los Wolves y una última posesión fallida para los Lakers, símbolo de un equipo que se queda sin balas, sin crédito y, sobre todo, sin esperanza.

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