Los embarazos adolescentes persisten como problema social
Los embarazos adolescentes siguen siendo un problema social y de salud pública en Monclova, con casos preocupantes en menores de 16 años.

La mayoría corresponde a jóvenes de entre 16 y 17 años, aunque también se han detectado embarazos en menores de 15, 14 e incluso 13 años, lo que de inmediato se clasifica como delito.
El embarazo de la joven Marely Cruz, quien apenas en febrero del 2024 celebró sus 15 años en la plaza principal de Monclova y ahora, con 16 años, se encuentra a punto de dar a luz, volvió a poner sobre la mesa la preocupación social y de salud pública que generan los embarazos en adolescentes.
De acuerdo con datos de la Procuraduría de los Niños, las Niñas y la Familia (PRONNIF), se atienden alrededor de 20 a 25 casos de embarazos adolescentes cada mes en la Región Centro. La mayoría corresponde a jóvenes de entre 16 y 17 años, aunque también se han detectado embarazos en menores de 15, 14 e incluso 13 años, lo que de inmediato se clasifica como delito y amerita intervención legal.
Protocolo establecido.
Martha Herrera, subprocuradora de la PRONNIF, explicó que cuando se confirma un embarazo en una menor de edad, se activa un protocolo de atención. Este incluye entrevistas psicológicas, valoración de las condiciones de la adolescente, revisión para descartar posibles delitos de índole sexual y el seguimiento para garantizar tanto la continuidad escolar de la madre como la protección de los derechos del bebé.
Convenio familiar.
Herrera detalló que en cada caso se establece un convenio de cuidados, en el que los abuelos de la menor también asumen la corresponsabilidad del bienestar de la madre adolescente y del recién nacido. Se busca asegurar que la joven reciba apoyo emocional y social, además de canalización a terapia psicológica para enfrentar los retos de la maternidad temprana.
Prevención necesaria.
La funcionaria hizo un llamado a los padres de familia a no evadir las conversaciones sobre sexualidad, métodos anticonceptivos y relaciones seguras. Señaló que muchos embarazos adolescentes derivan de la falta de diálogo en el hogar, lo que deja a los jóvenes expuestos a modas, influencias externas y decisiones tomadas sin la información adecuada. Riesgos médicos. Desde la perspectiva médica, el director del Hospital Amparo Pape de Benavides, Ángel García, subrayó que los embarazos en menores de edad representan un riesgo elevado. En particular, aquellos en adolescentes de 13 a 15 años se consideran de alto riesgo debido a la falta de madurez física y emocional, lo que incrementa la probabilidad de complicaciones en el parto y en la salud del recién nacido.
Estadísticas hospitalarias.
El nosocomio atiende entre 350 y 360 nacimientos cada mes, de los cuales entre el 5% y el 10% corresponden a madres menores de 18 años. En promedio, unas 10 a 12 adolescentes embarazadas dan a luz en ese hospital cada mes, siendo la mayoría capaces de llevar el embarazo a término, aunque al menos dos o tres casos suelen registrar complicaciones graves.
Complicaciones frecuentes.
García advirtió que los bebés de madres adolescentes frecuentemente nacen con bajo peso o inmadurez pulmonar. Algunos requieren hospitalización prolongada en terapia intensiva neonatal, con estancias que pueden durar desde semanas hasta meses. Estos casos implican altos riesgos de infecciones, dificultades respiratorias y secuelas en el desarrollo.
Control prenatal.
Un problema común, según el director, es que muchas adolescentes ocultan su embarazo, lo que retrasa el inicio del control prenatal. Además, algunos hábitos como el consumo de alcohol, tabaco o incluso drogas durante la gestación incrementan las complicaciones, provocando nacimientos prematuros de bebés con menos de un kilogramo de peso.
Impacto social.
Ambos especialistas coinciden en que, además de los retos médicos y legales, los embarazos adolescentes son una problemática social que requiere de prevención efectiva. Si bien las instituciones aplican protocolos y el sector salud atiende con programas de promoción, el origen del problema suele estar en la falta de información y valores transmitidos desde la familia.
Valores familiares.
El director del hospital enfatizó que la prevención debe iniciar en el hogar. Explicó que si la información sobre sexualidad responsable no se brinda en casa, difícilmente se reforzará en la escuela o en las instituciones de salud. La ausencia de comunicación clara se convierte en un factor de riesgo que perpetúa los embarazos en adolescentes.
Llamado conjunto.
Tanto la PRONNIF como el Hospital Amparo Pape insistieron en la importancia de que la sociedad en general padres, docentes y autoridades trabajen de manera coordinada en la prevención. El objetivo es que los adolescentes pospongan la maternidad o paternidad hasta tener la madurez suficiente, evitando así riesgos médicos, sociales y legales que afectan tanto a la madre como al recién nacido.
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