La versión 3.0 de los Bad Boys de los Detroit Pistons ya está presente en estos playoffs, confirmando los temores de quienes anticipaban su regreso.
El equipo de Michigan, con una actitud desafiante y sed de revancha, sorprendió al vencer 94-100 en el emblemático Madison Square Garden, igualando la serie contra los New York Knicks (1-1) y consiguiendo su primera victoria en playoffs en 17 años.
En una actuación que refleja el carácter combativo de este renovado equipo, Cade Cunningham —su base titular, figura y alma— brilló con 33 puntos, mientras que Dennis Schröder, desde la banca, sumó 20. Ni los 37 puntos de Jalen Brunson bastaron para evitar la caída de los Knicks.
Cunningham, una estrella en ascenso que ha enfrentado las críticas sin quejarse, representa con orgullo a una ciudad deseosa de volver a celebrar. Tras sufrir la peor racha de derrotas en la historia de la NBA (28 seguidas) y 15 partidos perdidos consecutivamente en playoffs, los Pistons han comenzado a escribir una nueva historia.
“Es una sensación increíble. Representamos a la ciudad como se merece. Es algo que Detroit llevaba mucho tiempo esperando”, expresó el número 1 del draft de 2021, quien sueña con convertirse en el mejor jugador del planeta. Su liderazgo, dentro y fuera de la cancha, respalda esa ambición.
Junto a él, Schröder fue el socio perfecto. El aguerrido base alemán de 1,85 metros, MVP del Mundial FIBA 2023 y campeón del mundo, encajó perfectamente en el espíritu combativo de Detroit. Con un triple crucial que puso el marcador 94-97 y un tiro libre que selló el 94-98 en los últimos segundos, fue determinante en la victoria.
Tras pasar por cuatro equipos en un año, Schröder parece haber encontrado en Detroit el lugar ideal para un regreso triunfal, similar al renacer que vive la franquicia. En su juventud, disfrutaba del skate y la música a todo volumen; ahora, hace ruido en la ciudad que lo vio brillar con Alemania en el Mundial… aunque en Brooklyn.
Tobias Harris aportó 15 puntos y Jalen Duren sumó 12 por Detroit, mientras que Mikal Bridges apoyó a Brunson con 19 unidades en los Knicks, y Karl-Anthony Towns tuvo una actuación discreta con apenas 10 puntos.
El equipo neoyorquino comprobó que estos Pistons son una amenaza real. Aunque el título de “Bad Boys” es patrimonio de los campeones de 1989, 1990 y 2004, su espíritu sigue vivo. El técnico J.B. Bickerstaff no lo esconde: este equipo también tiene la esencia de los chicos malos.