Lluvias en sierras de Coahuila, principal riesgo regional

En la región norte de Coahuila las lluvias más peligrosas provienen de las sierras Santa Rosa y del Burro.

A pesar del arranque oficial de la temporada de ciclones tropicales y huracanes, las lluvias que representan mayor riesgo para la región norte del estado no provienen del Golfo de México, sino de las bandas nubosas generadas en la Sierra de Santa Rosa (Múzquiz) y la Sierra del Burro (Zaragoza), advirtió la Coordinación Regional de Protección Civil.

Mientras la mirada nacional se enfoca en los posibles impactos de ciclones tropicales sobre costas del Pacífico y el Atlántico, en la región norte de Coahuila la verdadera amenaza meteorológica y social proviene de las tormentas formadas en zonas montañosas, que pueden generar deslaves, crecidas repentinas de ríos y afectaciones a comunidades rurales y urbanas.

El Comandante Francisco Contreras, coordinador de Protección Civil para la región norte y carbonífera del estado, señaló que estas formaciones orográficas son las que más preocupan, debido a su intensidad súbita y difícil pronóstico. “Cuando llueve en la Sierra de Santa Rosa o en la del Burro, el agua baja con fuerza por cauces naturales, afectando comunidades río abajo”, explicó.

Huracanes: solo si alcanzan gran magnitud

Contrario a lo que se piensa, no cualquier huracán impacta directamente en esta zona. Para que un ciclón tropical llegue con fuerza a la región de Piedras Negras y municipios colindantes, debe formarse en el océano Atlántico y alcanzar categorías superiores, como ocurrió en su momento con los huracanes Alex (2010) o Gilberto (1988).

Sin embargo, las lluvias asociadas a bandas nubosas previas o remanentes sí pueden llegar con precipitaciones torrenciales, especialmente cuando encuentran condiciones favorables en zonas montañosas como las antes mencionadas.

Este comportamiento pone en evidencia la vulnerabilidad geográfica de muchas comunidades que dependen de cuencas hidrológicas afectadas por escurrimientos de zonas altas.

Vórtices y tornados, otro frente de vigilancia

Además de las lluvias intensas, otro fenómeno de preocupación durante la temporada es la formación de vórtices y tornados. Estas formaciones, aunque de menor escala que un huracán, pueden generar daños localizados severos.

Francisco Contreras indicó que las autoridades monitorean de forma constante los radares meteorológicos, en coordinación con instancias federales y centros especializados, como el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y la CONAGUA.

La temporada de ciclones concluye oficialmente el 30 de noviembre, lo que implica seis meses de monitoreo y prevención activa por parte de los cuerpos de emergencia y protección civil del estado.

El desafío de la prevención comunitaria

El principal reto en regiones como la carbonífera y norte de Coahuila no es únicamente la fuerza de los fenómenos naturales, sino la capacidad de respuesta local, que depende en gran medida de la cultura de la prevención y de la infraestructura hidráulica y urbana existente.

Comunidades enteras se ven afectadas cada año por lluvias inesperadas, caminos que se vuelven intransitables, cortes eléctricos y viviendas inundadas. En muchos casos, los daños no provienen de ciclones tropicales directos, sino de lluvias generadas por procesos meteorológicos locales como los que ocurren en las sierras.

Esta situación exige planes de acción comunitaria, educación climática básica y rutas de evacuación definidas, especialmente en áreas cercanas a cauces, arroyos y asentamientos vulnerables.

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