La pelea por la presidencia de la SCJN
Mario MaldonadoEn la muy cuestionada elección judicial del próximo 1 de junio la batalla principal es por la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Las tres ministras allegadas al oficialismo, Yasmín Esquivel, Lenia Batres y Loretta Ortíz, vienen peleando desde hace meses por las simpatías dentro del movimiento de la 4T y particularmente buscan la “bendición” de la presidenta Claudia Sheinbaum para convertirse en la nueva “jefa” del Poder Judicial, pero la mandataria ha preferido dejar esa decisión a los votantes.
Sin embargo, los electores reales no serán los ciudadanos, o “el pueblo”, al que evocan cada vez que necesitan legitimar una decisión de gobierno. La mayoría de los cargos al nuevo Poder Judicial serán impulsados desde Morena, los gobiernos estatales y municipales, los sindicatos aliados y otros poderes fácticos, incluidos los empresarios.
La pelea entre las tres ministras del oficialismo es una guerra silenciosa. Ninguna se lleva con las otras. Dos de ellas se detestan y están haciendo lo imposible no solo para ganar, sino para que las otras pierdan. La historia del pleito entre figuras allegadas a un mismo movimiento es conocida dentro de la 4T: Adán Augusto contra Monreal; el PT contra Fernández Noroña; Fernández Noroña contra Arturo Ávila; el Partido Verde contra las reformas para prohibir el nepotismo y la reelección, por mencionar algunos recientes.
El punto más álgido del pleito llegó con la filtración de una lista con los nombres y números de los candidatos y candidatas que habrían sido elegidos por la Consejera Jurídica, Ernestina Godoy, y otros funcionarios del gobierno y de Morena, las cuales fueron entregados a los cinco coordinadores de circunscripción, también conocidos como coordinadores distritales, que son los responsables de coordinar los trabajos de organización electoral y tienen contacto con los gobernadores de los estados, así como a los liderazgos parlamentarios y otros integrantes de la 4T.
Como revelamos, la lista de ungidos para la Suprema Corte de Justicia de la Nación son, en ese orden: Lenia Batres, Yasmín Esquivel, Sara Irene Herrerías, Loretta Ortiz y María Estela Ríos González, por parte de las mujeres; así como Hugo Aguilar Ortiz, Irving Espinosa Betanzo, Giovanni Figuero Mejía y Arístides Guerrero García, por parte de los hombres.
Si bien esta ya no es una lista definitiva, porque al filtrarse generó todo tipo de reacciones adversas entre gobernadores y liderazgos de la 4T, y no se diga entre los otros participantes del proceso electoral, quienes alzaron la voz al interior del gobierno, sí sigue siendo la más cercana a los deseos del oficialismo.
En cuanto a las ministras, es prácticamente un hecho que las cinco mencionadas quedarán en el pleno de la nueva SCJN, que se reducirá de 11 a nueve integrantes. Lo que aún no está claro es si en la recta final la Presidenta, los gobernadores y los líderes de Morena apoyarán a alguna de las tres ministras en pugna o la decisión salomónica será que otra de las cinco seleccionadas se quede con la Presidencia los primeros dos años, es decir, se le concedería a la actual Fiscal Especializada en Materia de Derechos Humanos, Sara Irene Herrerías, o a la ex consejera Jurídica de AMLO, María Estela Ríos González.
Y si la intención de Sheinbaum es quitarle de nueva cuenta la autonomía a las fiscalías del país, para que vuelvan a ser parte de los gabinetes federal y estatales, lo más probable es que la favorita sea la fiscal de Derechos Humanos, aunque en una de esas se impone la voluntad de Palenque.
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