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La infancia cambia de juego, las pantallas desplazan a los juguetes

La infancia cambia de juego
Sallory Zapata/El Tiempo Piedras Negras
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En 2025, la infancia vive una transformación marcada: los juguetes clásicos —muñecos, bloques, carritos de plástico— han pasado a segundo plano frente a la fuerte presencia de dispositivos tecnológicos como celulares y tablets. Lo que antes era un deseo común en cumpleaños y fiestas ahora se ha convertido en la norma: los niños piden pantallas por encima de juegos físicos, y las cifras lo confirman de manera contundente.

Infancia conectada desde los primeros años

Según el Censo de Sentido Común 2025: Media Use by Kids Zero to Eight, un estudio ampliamente citado sobre hábitos digitales infantiles, el 40 % de los niños de dos años ya tienen su propia tablet, y esa cifra se eleva a más del 50 % para los cuatro años. Para los ocho años, casi uno de cada cuatro (aproximadamente 23–25 %) posee su propio celular. En conjunto, más de la mitad de los niños menores de 8 años —alrededor del 51 %— tiene acceso a un dispositivo móvil que usan regularmente. 

Los datos de uso también muestran un desplazamiento claro de la forma tradicional de jugar hacia actividades mediadas por pantallas. Aunque el tiempo total frente a pantallas ronda entre 2.5 y 3.5 horas diarias en promedio para los menores de 0 a 8 años, la manera en que se emplea ese tiempo ha cambiado: el juego físico y tradicional ha disminuido, mientras que los móviles y tablets dominan las horas de entretenimiento, aprendizaje y, en muchos casos, socialización. 

Pantallas como parte del desarrollo cotidiano

Estos cambios no son superficiales. El entorno digital ha empezado a formar parte del desarrollo cotidiano de los niños desde edades muy tempranas. En el mismo reporte se observa que los niños pequeños no solo tienen acceso a dispositivos, sino que también los usan de manera constante para ver videos, jugar y explorar aplicaciones. Por ejemplo, alrededor de dos de cada tres niños (68 %) usan smartphones o tablets para actividades como juegos o videos, y casi uno de cada cuatro lo hace a diario

Padres, percepciones y contradicciones

A nivel familiar, las encuestas también revelan cómo los padres perciben este fenómeno. Un estudio del Pew Research Center de octubre de 2025 encontró que el 68 % de los padres reporta que sus hijos usan tabletas y el 61 % dice que usan smartphones, cifras que destacan por encima del uso de otras tecnologías como computadoras o consolas. Además, aproximadamente uno de cada cuatro niños tiene su propio smartphone, con variaciones según la edad: en los grupos de 8 a 10 años esta cifra es notablemente mayor

Este panorama contrasta con las expectativas de muchos padres: el 68 % considera que la edad adecuada para que un niño tenga un celular propio debería ser al menos 12 años, a diferencia de lo que ocurre actualmente con la posesión real de dispositivos desde edades más tempranas. 

Más horas frente a la pantalla, menos juego físico

La transición hacia lo digital también se refleja en cómo los niños pasan su tiempo libre. El informe destaca que los niños de entre 5 y 8 años pueden llegar a pasar más de 3.5 horas diarias frente a pantallas, un uso que supera con creces las recomendaciones clásicas de juego activo y físico

Esta transformación tiene implicaciones tanto culturales como de mercado: la industria del juguete tradicional ha visto cómo la demanda se desplaza hacia dispositivos tecnológicos que ofrecen entretenimiento inmediato, conectividad y acceso a contenido digital variado, dejando en un segundo plano la compra de juguetes convencionales. En hogares de distintos niveles socioeconómicos también se nota la tendencia: en contextos de menores recursos, algunos niños pasan incluso más horas diarias frente a pantallas que sus pares de hogares de mayores ingresos, lo que sugiere que la tecnología no solo es un accesorio de entretenimiento, sino una presencia dominante en la vida infantil cotidiana.

La investigación no solo cuantifica posesión y uso, sino que también plantea preguntas sobre el desarrollo: ¿cómo afecta este cambio en habilidades motoras, imaginación y sociabilidad? ¿Qué papel juegan padres, educadores y fabricantes en equilibrar la tecnología con el juego tradicional? Aunque los dispositivos pueden ofrecer ventajas educativas, los datos de 2025 dejan en claro que el paisaje del juego infantil ha cambiado profundamente. Los niños ya no solo desean carritos o peluches: piden iPhones, tablets y apps.

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