La humildad, el camino hacia la gracia de Dios: mensaje en misa de Monclova
En Monclova, el mensaje de la misa destacó la humildad como clave para la gracia divina, invitando a no juzgar y a reconocer errores personales.
Durante la misa, el sacerdote invitó a los fieles a no juzgar ni menospreciar a los demás.
En su mensaje dominical, el vicario de la Parroquia Santiago Apóstol, Isak Coartez, reflexionó sobre el valor de la humildad y el reconocimiento de los errores personales como un acto de fe sincera ante Dios. Basado en el Evangelio de San Lucas, destacó la parábola del fariseo y el publicano, recordando que quien se enaltece será humillado y quien se humilla será enaltecido.
La enseñanza detrás de la parábola
El vicario explicó que la enseñanza del Evangelio muestra dos formas de orar y de vivir la fe: una centrada en la apariencia y el orgullo, y otra en la sencillez y el arrepentimiento. Resaltó que el fariseo representaba la soberbia al creerse justo, mientras que el publicano encarnaba la sinceridad al reconocer su pecado. Coartez subrayó que la autocrítica y la humildad espiritual son los pilares que acercan al creyente a Dios. Según su reflexión, la oración auténtica nace de un corazón que se reconoce imperfecto y busca mejorar cada día.
Humildad y fe para sanar la sociedad
Durante la misa, el sacerdote invitó a los fieles a no juzgar ni menospreciar a los demás, recordando que todos son hijos de Dios y comparten la misma naturaleza humana. Destacó que un corazón soberbio genera división, mientras que uno humilde construye familias y comunidades sanas. Agregó que los males sociales surgen cuando el ser humano olvida la compasión y se deja llevar por las apariencias, e hizo un llamado a los asistentes a cultivar valores cristianos de sencillez, empatía y servicio.
Un llamado a la reflexión interior
El vicario concluyó su mensaje exhortando a los creyentes a examinar su interior con honestidad y a mantener la fe como guía de vida cotidiana. Mencionó que la verdadera grandeza espiritual no está en aparentar pureza, sino en reconocer las propias debilidades y transformarlas con amor y humildad. Reiteró que la cercanía de Dios se manifiesta en los corazones sinceros, aquellos que buscan la paz y el bien común desde la fe y el servicio a los demás.
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