Jóvenes buscan futuro como niñeras en el extranjero
Jóvenes de Monclova eligen ser niñeras en el extranjero ante la falta de empleo local, aprovechando programas Au Pair para estudiar y trabajar.

El interés en estos programas ha crecido a la par de la escasez de oportunidades laborales en Monclova, donde muchas empresas han reducido su plantilla o han cerrado operaciones.
La falta de empleos y la desaceleración económica en la región Centro han provocado que cada vez más jóvenes de Monclova busquen alternativas en el extranjero. Una de las más populares es el programa Au Pair, que permite trabajar como niñera o niñero mientras se estudia y se perfecciona el idioma inglés.
De acuerdo con Paulo César Ortiz, titular de una agencia local de intercambios académicos Canadá Incredible, cada año unos 50 jóvenes de la región participan en programas internacionales, siendo el de Au Pair el más solicitado por su bajo costo y la posibilidad de combinar estudios con trabajo temporal.
Viajar para estudiar y trabajar
El programa, avalado por el gobierno de Estados Unidos, tiene como principal objetivo el intercambio cultural. Los participantes se hospedan con una familia anfitriona y reciben un apoyo económico semanal, además de alojamiento y alimentación, lo que reduce los gastos durante su estancia. Aunque la duración inicial del programa es de un año, algunos jóvenes logran extenderlo hasta por dos años. Sin embargo, pocos regresan a Monclova. La mayoría decide establecerse en otras ciudades como Saltillo, Monterrey o Querétaro, donde existen mayores oportunidades laborales y profesionales y se apoyan de su nivel de inglés.
Un costo a base de esfuerzo
A diferencia de otros programas de movilidad internacional, el de niñeras en Estados Unidos es considerado uno de los más económicos, con un costo de 850 dólares que equivaldrían alrededor de 15,767 pesos mexicanos, que incluye vuelo, alojamiento y proceso de colocación. No obstante, para muchos jóvenes el monto representa un reto, pues deben reunir los fondos a través de ahorros o trabajos temporales. Ortiz explicó que tanto jóvenes de clase media como aquellos con menos recursos buscan reunir el dinero “como una inversión para su futuro”, ya que el programa les permite aprender inglés y ganar experiencia internacional.

Requisitos
Los interesados deben cumplir con ciertos requisitos específicos: Tener entre 18 y 26 años, ser solteros y sin hijos, haber concluido la preparatoria, contar con experiencia básica en el cuidado de niños, poseer un nivel de inglés funcional (aunque no avanzado). Una vez seleccionados por una familia, los participantes tramitan la visa J1, que les permite estudiar y trabajar durante el tiempo de su estancia. El programa no requiere visa previa de turista, lo que facilita la participación de jóvenes sin experiencia en viajes internacionales.
Reflejo de la situación económica local
El interés en estos programas ha crecido a la par de la escasez de oportunidades laborales en Monclova, donde muchas empresas han reducido su plantilla o han cerrado operaciones.
Para Ortiz, este fenómeno demuestra el deseo de superación de los jóvenes: “muchos no buscan emigrar definitivamente, sino prepararse y aprender un idioma para aspirar a mejores oportunidades en el futuro”. Sin embargo, la realidad es que una vez fuera, pocos regresan a su ciudad natal. La movilidad juvenil, señala, no distingue clases sociales. Jóvenes con recursos limitados hacen grandes esfuerzos para pagar el viaje, mientras otros, con mayor solvencia, eligen este tipo de programas por su bajo costo y la posibilidad de trabajar legalmente en otro país.
Esperanza de ser seleccionados
El tiempo de colocación varía según el perfil del participante. Aquellos con buen nivel de inglés y experiencia en cuidado infantil pueden ser aceptados por una familia en tan solo un mes, mientras que otros pueden tardar de seis a ocho meses en lograrlo. Una vez que la familia anfitriona confirma su selección, la agencia gestiona el trámite de la visa y los documentos oficiales.
Entre el aprendizaje y el futuro
La mayoría de los jóvenes que se van lo hacen entre los 23 y 25 años, generalmente después de concluir la universidad. Pocos se animan a hacerlo justo al terminar la preparatoria, y casi ninguno interrumpe la carrera para participar. El resultado, según Ortiz, es positivo: la mayoría regresa con un dominio avanzado del inglés y con mayor confianza para desempeñarse profesionalmente. No obstante, muchos deciden no volver a Monclova, sino continuar su desarrollo en otras ciudades con mayores oportunidades.
Una ventana de salida para una generación sin opciones
Mientras la economía local no se recupere, programas como el de Au Pair seguirán siendo una válvula de escape para los jóvenes monclovenses, que ven en ellos una forma de crecer personal y profesionalmente. Algunos regresan con nuevas metas, otros con planes distintos o incluso con nuevas familias. Pero todos, coinciden los organizadores, encuentran fuera lo que en su tierra no hallaron: una oportunidad para comenzar.
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