Familias enfrentan ansiedad y depresión por crisis económica
La crisis económica en Monclova agrava la salud mental. Crecen los casos de ansiedad y depresión en familias sin distinción de edad.

La incertidumbre financiera y laboral ha disparado las enfermedades mentales en pacientes de todas las edades, el no tener dinero ha desestabilizado sus vidas y viven bajo una presión constante.
La situación financiera de Monclova está generando serias repercusiones en la salud mental de sus habitantes. Cada vez más familias se enfrentan a la desesperación por no contar con recursos suficientes para cubrir sus necesidades básicas, lo que ha derivado en un notable aumento de casos de depresión, ansiedad, ataques de pánico y crisis nerviosas.
Lo más preocupante es que esta problemática no distingue edades: desde jóvenes de 18 años, adultos en plena etapa productiva, personas de la tercera edad e incluso en situaciones excepcionales, también niños, se han visto afectados por las presiones económicas.
Incremento en consultas.
De acuerdo con la psicóloga del DIF, Martha Juárez, en el último mes las atenciones han aumentado al menos un 30%. Tan solo en las últimas semanas se han registrado 30 casos de depresión y 25 de ansiedad, cifras que representan un llamado de alerta para las instituciones de salud mental en la región. Aunque el costo de la consulta es simbólico, apenas 50 pesos, Juárez reconoció que muchos pacientes han tenido que cancelar o reagendar sus citas. La razón, explicó, es tan dura como clara: ni siquiera cuentan con dinero suficiente para pagar una terapia. “Muchos pacientes a veces reagendan cita porque no tienen dinero para pagar una terapia. Es una desesperación e incertidumbre de las personas”, dijo la especialista.
Consecuencias emocionales.
La psicóloga explicó que cuando los trastornos de ansiedad no son tratados de manera oportuna por un especialista, es común que deriven en cuadros depresivos más graves. Esto genera un círculo vicioso en el que la salud mental se deteriora al mismo tiempo que los problemas económicos se intensifican. Ante este panorama, Juárez señaló que la atención debe darse de forma integral. Los pacientes, dijo, requieren un enfoque que combine atención médica, apoyo psicológico, hábitos de vida saludables y redes de apoyo familiar o comunitario. De lo contrario, las personas corren el riesgo de caer en estados emocionales más complicados de revertir.
Impacto en la Cruz Roja.
Por su parte, Ricardo Lorejo, director del Hospital de la Cruz Roja en Monclova, coincidió en que los problemas económicos están afectando de manera directa la salud física y mental de la población. De acuerdo con sus reportes, al menos un paciente por semana acude a este hospital tras sufrir una crisis nerviosa provocada por la presión financiera. “El estrés sobrepasa a las personas y la preocupación de no tener dinero inunda sus pensamientos; el cuerpo físicamente lo refleja”, aseguró el médico. Este reflejo se traduce en síntomas como dolores de cabeza, tensión muscular, insomnio, taquicardias y, en los casos más graves, ataques de pánico.
Reajustes laborales.
El origen de esta crisis se relaciona con la situación industrial de Monclova. En los últimos meses, empresas como Maxion Inmagusa, Nemak, Grupo Fox, entre otras., han realizado reajustes de personal.Estas medidas obedecen a las complicaciones que enfrentan para exportar sus productos a Estados Unidos debido a los aranceles comerciales impuestos en los últimos años. Además, la ciudad aún arrastra las consecuencias del cierre de Altos Hornos de México (AHMSA), acontecimiento que dejó sin empleo a miles de trabajadores y que significó un duro golpe para la economía regional. Aunque han pasado años desde aquella crisis, la herida económica sigue abierta y se refleja en la salud mental de la población.
Familias fragmentadas.
Los especialistas subrayan que los pensamientos recurrentes sobre no tener dinero, enfrentar un futuro incierto o no contar con estabilidad laboral se han convertido en detonantes de ansiedad y depresión. La situación incluso ha llevado a que familias se fragmenten, pues algunos integrantes deciden emigrar a otras ciudades o estados en busca de mejores oportunidades.
Este desarraigo, sumado a las dificultades para generar ingresos, incrementa la angustia entre quienes se quedan, en particular mujeres, adultos mayores y niños que dependen del sostén económico de los ausentes. El resultado es una comunidad que, poco a poco, se ve debilitada no solo en su economía, sino también en su salud emocional y cohesión social. El panorama es complejo. La combinación de factores económicos adversos, la falta de oportunidades laborales estables y la presión social por salir adelante en medio de la incertidumbre, mantiene a la población en un estado de vulnerabilidad emocional. Para muchos, el simple hecho de planear el futuro resulta una carga difícil de sobrellevar.
Mientras tanto, tanto el DIF como la Cruz Roja continúan ofreciendo atención a bajo costo y orientación para las familias que enfrentan este tipo de problemas. Monclova vive un momento decisivo: la salud mental de su población refleja la gravedad de una crisis económica que no solo se mide en términos de empleos perdidos o ajustes empresariales, sino también en la calidad de vida y el bienestar emocional de quienes ven cómo su estabilidad se desmorona día con día.
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