El Villarreal ratifica su condición de vecino mayor en casa del Valencia

Hace tiempo quedaron atrás los días en que el Valencia dominaba y el Villarreal era apenas un aspirante modesto. Hoy, el equipo castellonense se mueve en la zona de Champions, mientras que su histórico rival se desangra temporada tras temporada, luchando por no descender. El Valencia, bajo la dirección de Marcelino, descubrió todas las carencias de un equipo sin brillo ni carácter, incapaz de salvarse ni en Mestalla.

El partido reflejó esta realidad: el Villarreal controló el juego con automatismos y claridad táctica, mientras que el Valencia se mostró desordenado y sin criterio, generando pocas ocasiones. Los momentos de ilusión de Mestalla fueron efímeros; un pisotón de Copete sobre Gerard Moreno derivó en penalti transformado por el delantero catalán al minuto 44, marcando el 0-1 antes del descanso. Diez minutos después, Santi Comesaña anotó el segundo tanto para el Villarreal, confirmando su superioridad.

El ambiente en Mestalla refleja la frustración de la afición: dudas, miedos y un equipo incapaz de sostener ritmo o precisión. Mientras tanto, el Villarreal, paciente y ordenado, aprovechó cada oportunidad, mostrando la diferencia entre un equipo bien armado y otro perdido, que depende de individualidades como Danju­ma para intentar generar peligro.

En un marco cargado de emotividad, la afición recordó el aniversario de la tragedia de la Dana, con un homenaje a las víctimas y niños de los pueblos afectados, uniendo a ambos equipos en un gesto de respeto que contrastó con la realidad deportiva sobre el césped. Al final, el Villarreal se llevó un triunfo contundente, reflejo de su actualidad frente a un Valencia que necesita reconstruirse.

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