Directores del agua revisan técnica para provocar lluvia artificial
Autoridades del agua en la frontera se reunieron para analizar el bombardeo de nubes, una técnica para inducir lluvias

Directores de sistemas del agua de diversas regiones del sur de Texas y el Valle se reunieron para conocer el procedimiento y requisitos técnicos del bombardeo de nubes, una estrategia que busca generar lluvias artificiales en zonas críticas de sequía, como el condado de Val Verde.
Con la finalidad de mitigar los efectos de la sequía y asegurar el abasto de agua en la región fronteriza, autoridades de diversos sistemas de agua, desde el sur de Texas hasta el Valle, participaron en una reunión técnica donde se presentó el proceso completo para llevar a cabo el bombardeo de nubes, una técnica que consiste en sembrar agentes químicos en nubes propicias para inducir lluvias.
El encuentro fue encabezado por expertos en meteorología y gestión hídrica, quienes expusieron los beneficios y limitaciones de esta estrategia, considerada como una medida de emergencia frente a la creciente escasez de agua en presas y cuerpos hídricos.
Eagle Pass se suma a las gestiones
Jorge Barrera, director del sistema de agua en Eagle Pass, explicó que el procedimiento contempla el uso de aviones especializados que dispersan yoduro de plata u otros compuestos sobre formaciones nubosas específicas, en momentos definidos por especialistas en meteorología.
“La clave está en contar con las condiciones atmosféricas adecuadas. No se puede bombardear cualquier nube ni en cualquier momento. Por eso es vital el trabajo conjunto con meteorólogos certificados”, señaló Barrera.
El objetivo inmediato es que este procedimiento se realice en el condado de Val Verde, donde se espera captar el agua resultante en la presa local, ayudando así a mejorar los niveles de almacenamiento y garantizar el suministro regional.
Requiere inversión y condiciones climáticas favorables
A pesar del interés y la coordinación entre sistemas de agua, aún no hay una fecha definida para el inicio de operaciones, ya que el proyecto depende del presupuesto disponible y de las condiciones climáticas que se presenten en las próximas semanas.
El bombardeo de nubes ha sido utilizado con resultados variados en distintas partes del mundo. Si bien no garantiza lluvias abundantes, puede contribuir significativamente a aumentar la humedad en la atmósfera y generar precipitaciones suficientes para mitigar sequías temporales.
¿Qué es el bombardeo de nubes?
El proceso conocido también como siembra de nubes consiste en introducir partículas químicas en nubes con alto contenido de vapor de agua, para estimular la formación de gotas de lluvia. Estas partículas actúan como núcleos de condensación que aceleran la precipitación.
Los productos más comunes utilizados son el yoduro de plata, sal común o dióxido de carbono en forma sólida (hielo seco). Esta técnica ha sido aplicada en países como Estados Unidos, China, México y Australia, con fines agrícolas, de control de incendios o recuperación hídrica.
Aplicación regional y beneficios potenciales
Las autoridades hídricas de Texas ven en esta estrategia una herramienta adicional para enfrentar los periodos prolongados sin lluvia. Además, la posibilidad de redirigir las precipitaciones hacia presas o zonas agrícolas estratégicas la hace una opción viable en contextos de emergencia.
Sin embargo, también se advirtió que esta práctica no sustituye las políticas de uso responsable del agua ni las inversiones en infraestructura hídrica. Se trata de un complemento, que requiere monitoreo constante, respaldo técnico y transparencia en la ejecución.
La reunión entre directores de sistemas de agua refleja la urgencia por buscar soluciones frente a los efectos del cambio climático y la sequía prolongada en el sur de Texas. El bombardeo de nubes podría convertirse en una medida temporal y dirigida, siempre y cuando se cuente con los recursos económicos y condiciones científicas necesarias.
Mientras se avanza en el análisis técnico y financiero del proyecto, las autoridades insisten en la necesidad de un manejo integral del recurso hídrico, donde cada acción, desde el ahorro doméstico hasta las políticas estatales, cuenten para garantizar el agua del futuro.
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