Brianda Rodríguez alerta que comer sano ya no es accesible y eso empeora la salud local.
El 80% de las consultas atendidas en el Departamento de Nutrición del DIF Monclova están relacionadas con enfermedades como diabetes e hipertensión. Según la nutrióloga Brianda Rodríguez, este incremento está vinculado directamente con la situación económica actual que atraviesa la región: el desempleo, los bajos salarios y los reajustes han empujado a las familias a optar por alimentos más baratos y ultraprocesados, dejando de lado una dieta saludable.
Rodríguez explicó que el aumento en los precios de la canasta básica ha hecho que muchas personas vean inalcanzable llevar una alimentación balanceada. “Para quienes no tienen empleo o reciben sueldos más bajos, ya no es opción comprar alimentos saludables. Elegir entre leche regular y leche de almendra, por ejemplo, ya no es un lujo posible”, detalló. Esta situación orilla a las familias a comer lo que esté a su alcance económico, aunque eso implique dañar su salud a largo plazo.
Diabetes e hipertensión
Los casos más frecuentes que llegan a consulta son personas con diabetes no controlada, que ya requieren insulina, además de presentar otras condiciones como hipertensión, colesterol alto, triglicéridos fuera de rango y complicaciones circulatorias. “Son enfermedades que se agravan por una dieta pobre en nutrientes y rica en azúcares y grasas, típica de alimentos ultraprocesados”, comentó la especialista.
Pacientes cada vez más jóvenes
Uno de los aspectos más preocupantes, según Rodríguez, es que los diagnósticos ya no se limitan a adultos mayores. “Estamos viendo casos desde los 30 años, incluso más jóvenes, cuando antes la diabetes era algo que se asociaba a personas de 40 o 50 años. La mala alimentación y el sedentarismo están acelerando este proceso”, advirtió.
Alimentos
Educar para comer mejor con poco presupuesto
A pesar del panorama adverso, la nutrióloga considera que con orientación adecuada se puede mejorar la alimentación sin necesidad de gastar más. “Hay alimentos económicos que, si se eligen bien, son de buena calidad y ayudan a prevenir enfermedades”, dijo. Enfatizó la importancia de buscar apoyo profesional para adaptar la dieta al presupuesto familiar y evitar recurrir siempre a productos dañinos por comodidad o desconocimiento.
Llamado
Finalmente, Rodríguez hizo un llamado a las familias de Monclova a ser conscientes del impacto de sus decisiones alimenticias. “Sí es difícil, pero no imposible. Se puede mejorar mucho con educación nutricional básica y una correcta planificación del gasto en alimentos. La prevención empieza desde casa y es clave para evitar que estas cifras sigan creciendo”, concluyó.