Condado de Maverick cuestiona barrera flotante de Texas por riesgos ambientales y falta de información
Autoridades del condado de Maverick manifestaron su rechazo a la instalación de una barrera flotante de 63 millas que el estado de Texas planea colocar en el río Bravo como parte de un ambicioso plan para reforzar la seguridad fronteriza con México.
El comisionado del Precinto 4, Roberto Ruiz, calificó la medida como una “desgracia ambiental” y advirtió que la colocación de boyas a lo largo del río podría generar un impacto negativo en la fauna y el ecosistema local. Según el funcionario, ni el condado ni la ciudad de Eagle Pass han recibido información concreta sobre el calendario de instalación de esta infraestructura, lo que aumenta la incertidumbre entre los residentes y autoridades locales.
Rechazo local ante falta de información
El proyecto forma parte de un plan estatal que contempla una inversión aproximada de 1.9 billones de dólares para incrementar la seguridad fronteriza. Entre las acciones programadas se encuentra la construcción de un muro de boyas flotantes que abarcaría desde El Quemado hasta la comunidad de El Indio, a lo largo de todo el condado de Maverick. Estas boyas buscan servir como barrera física en puntos estratégicos del río Bravo, con el objetivo de dificultar cruces no autorizados hacia territorio estadounidense.
Pese a los argumentos de seguridad, los funcionarios locales destacan que la falta de información detallada por parte del estado ha generado preocupación entre la población, especialmente en comunidades ribereñas que dependen del río para actividades recreativas y económicas. Roberto Ruiz enfatizó que cualquier modificación al cauce o instalación de estructuras permanentes en el río debería evaluarse cuidadosamente, tomando en cuenta tanto los riesgos ambientales como la opinión de las comunidades afectadas.
Preocupación ambiental y comunitaria
Organizaciones ambientalistas y residentes de Eagle Pass coinciden en que la barrera podría alterar el flujo natural del río, afectar la vida acuática y poner en riesgo especies locales. Además, señalan que la magnitud del proyecto —más de 60 millas de extensión— convierte a la iniciativa en una de las más grandes en cuanto a infraestructura fronteriza en la región.
Por ahora, las autoridades del condado de Maverick mantienen su postura crítica y solicitan mayor transparencia por parte del gobierno de Texas. Mientras tanto, la población espera información clara sobre los plazos, el impacto ambiental y las medidas de mitigación que se implementarán antes de iniciar la colocación de la barrera de boyas.
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