Colectivos se unen para tejer corazones
La actividad tiene como fin bordar los nombres de las personas desaparecidas.

Diversos colectivos del país que luchan por la localización de personas desaparecidas realizaron en fechas recientes una emotiva y significativa jornada de visibilización nacional bajo el lema “Acción en Memoria: Corazones Robados”, una actividad que busca no solo honrar la memoria de quienes han sido víctimas de desaparición forzada, sino también concientizar a la comunidad sobre la magnitud de este problema que sigue afectando a miles de familias en México.
La acción consiste en bordar los nombres de personas desaparecidas en pequeños corazones de tela, como un acto simbólico de amor, memoria y resistencia. Posteriormente, estas piezas son entregadas a las familias de las víctimas, generando un gesto de acompañamiento y solidaridad hacia quienes enfrentan diariamente la incertidumbre y el dolor de no saber el paradero de un ser querido.
Una actividad que recorre todo el país
Lizeth Carmona, integrante del colectivo Rastreadores Nacionales por Personas Desaparecidas, explicó que esta actividad se desarrolla de manera simultánea en distintos estados de la República Mexicana. “Se trata de una jornada de sensibilización, que nos permite acercarnos a la comunidad y hacer visible un tema que muchas veces se busca evadir o minimizar. Los corazones que se bordan son una manera de decir: ‘Aquí seguimos, no olvidamos’”, señaló.
Según Carmona, la participación ciudadana es clave en este tipo de actividades. Se invita a cualquier persona que así lo desee a sumarse a la jornada, eligiendo un nombre y bordándolo con sus propias manos en un pedazo de tela. “No necesitas ser experto en costura, solo tener empatía y disposición para escuchar las historias detrás de cada nombre. Hay familias que lo único que piden es que sus seres queridos no sean olvidados”, enfatizó.
Tejer memoria colectiva
El acto de bordar, además de ser una actividad artesanal, adquiere un profundo sentido político y social en este contexto. Para los colectivos, cada puntada representa una acción contra el olvido, un acto de memoria activa que se niega a dejar atrás a las víctimas.
Los corazones son generalmente de color rojo o púrpura, y en ellos se plasma con hilo negro o blanco el nombre completo de la persona desaparecida, acompañado en algunos casos de su edad o fecha de desaparición. Algunos corazones incluyen también pequeños mensajes como “Te seguimos buscando” o “No estás solo”.
Además de ser entregados a los familiares, muchos de estos corazones se exhiben en plazas públicas, centros culturales o incluso escuelas y universidades, creando así espacios de reflexión y empatía.
Preparativos para agosto, mes de las víctimas de desaparición forzada
Lizeth Carmona recordó que agosto es un mes clave en la lucha por la justicia y la memoria, ya que el día 30 se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, una fecha reconocida por las Naciones Unidas para visibilizar este delito grave que viola múltiples derechos humanos.
Como parte de esta conmemoración, los colectivos ya se preparan para realizar manifestaciones pacíficas, caminatas y otras actividades de impacto social, donde los corazones bordados también tendrán un papel central. “Queremos que cada paso, cada acción y cada palabra estén dirigidos a recordar que no son cifras, son personas con una historia, con una familia que los espera”, dijo.
La lucha de los colectivos: persistencia y amor
A lo largo de los años, los colectivos como el de Lizeth Carmona han demostrado una resistencia inquebrantable ante un panorama muchas veces adverso. Enfrentan no solo la pérdida, sino también la indiferencia institucional, la revictimización y la falta de resultados en las investigaciones. Sin embargo, insisten en que su lucha está motivada por el amor y la esperanza.
“El bordado es una forma de canalizar el dolor y transformarlo en algo tangible. Cada corazón que se borda es una pequeña victoria contra el olvido. Mientras se siga hablando de nuestros desaparecidos, ellos siguen vivos en la memoria colectiva”, afirmó Lizeth.
La jornada de “Corazones Robados” no es solo un acto simbólico; es también un llamado a la acción solidaria de la sociedad, a la exigencia de justicia y verdad, y a la creación de puentes entre el dolor individual y la responsabilidad colectiva.
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