Carlos Augusto rescata al Inter frente al Kairat

En noches de Champions como esta se entiende por qué el fútbol siempre desafía los pronósticos.

El Inter de Milán, que llegaba como amplio favorito, terminó salvándose gracias a un defensa que transformó un balón suelto en un grito de alivio. Carlos Augusto, con un potente zurdazo desde fuera del área, selló el 2-1 ante el Kairat y evitó que el conjunto italiano dejara escapar sus primeros puntos en la máxima competencia europea.

El equipo dirigido por Simone Inzaghi llegaba al encuentro con un impresionante registro: nueve triunfos en sus últimos diez partidos y un rendimiento impecable en Europa. En contraste, el Kairat, campeón de Kazajistán y debutante en la Champions, jugaba sin presión tras haber hecho historia al eliminar al Celtic.

Lautaro y su idilio con el gol Desde el inicio, el Inter impuso su ritmo. Zielinski manejó los tiempos con precisión y Dimarco fue un constante peligro por la banda izquierda. La jugada del primer gol reflejó la coordinación del conjunto nerazzurro: Zielinski condujo el balón con elegancia, Dimarco envió un centro peligroso y, tras varios rebotes, Lautaro Martínez apareció para marcar al minuto 45.

El argentino sigue encendido en la Champions: suma 13 goles en 13 partidos desde la temporada pasada, consolidándose como el máximo anotador del Inter en la historia del torneo. Cada vez que pisa el área, algo sucede. Su gol parecía encaminar una victoria tranquila, pero el destino tenía otros planes.

El golpe inesperado Al minuto 56, tras un tiro de esquina, la defensa del Inter mostró su primer desajuste en la competición. Sommer rechazó sin fuerza y el israelí Ofri Orad aprovechó el rebote para igualar el marcador, firmando un tanto histórico para el Kairat y el primero que los italianos recibían en esta edición del torneo.

El empate encendió las alarmas. Inzaghi observó con seriedad desde el banquillo mientras su equipo perdía precisión y ritmo. Sin embargo, la reacción llegó por sorpresa: al minuto 67, Carlos Augusto tomó un rebote fuera del área y, con un zurdazo perfecto, mandó el balón al ángulo inferior derecho. Silencio. Y luego, el estallido del Giuseppe Meazza.

El Inter respiraba de nuevo. El campeón kazajo se había atrevido a soñar, pero el gigante italiano impuso su jerarquía para mantener el paso perfecto en Europa.

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