Buscan probar en México vacuna experimental que podría 'curar' el VIH

La búsqueda de una cura para el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) sigue siendo uno de los mayores desafíos de la medicina contemporánea. Aunque han pasado más de 40 años desde su identificación y los tratamientos actuales permiten controlar la infección, aún no se ha logrado eliminarla. No obstante, una nueva alianza científica internacional propone un enfoque distinto que podría acercarnos a lo que se conoce como una “cura funcional”.

Según TecScience, especialistas del Ragon Institute, en Massachusetts, junto con investigadores del Tecnológico de Monterrey, presentaron una iniciativa para llevar a cabo ensayos clínicos en México con una vacuna terapéutica contra el VIH.

Este proyecto fue presentado durante el primer simposio realizado entre ambas instituciones, donde se detallaron los fundamentos científicos de la estrategia y se explicó por qué México podría convertirse en un punto clave para la investigación.

Una vacuna basada en vulnerabilidades del virus

La vacuna, desarrollada por el equipo del inmunólogo Gaurav Gaiha en el Ragon Institute, emplea un enfoque poco común: utiliza modelos basados en teoría de redes —herramienta matemática empleada en ingeniería y ciencias computacionales— para localizar los puntos estructuralmente más frágiles del virus.

El objetivo no es evitar que alguien adquiera la infección, sino permitir que personas que ya viven con VIH puedan suspender su tratamiento sin que el virus vuelva a replicarse.

El gran obstáculo: las mutaciones del VIH

Uno de los mayores retos en el desarrollo de una vacuna para el VIH es su enorme capacidad para mutar. Esta característica le permite modificar su estructura continuamente y escapar de las defensas del sistema inmune, incluso cuando este ya lo reconoce.

“El virus casi siempre encuentra la forma de superar la acción de las células T humanas”, comentó Gaiha durante su participación en el simposio.

Para enfrentar esta dificultad, el grupo del Ragon Institute decidió estudiar al virus desde una perspectiva distinta. En vez de enfocarse solo en su secuencia genética, analizaron la forma tridimensional de sus proteínas como si se tratara de un sistema de nodos conectados entre sí. Mediante algoritmos matemáticos, detectaron aminoácidos esenciales que actúan como soportes estructurales del virus.

Estos “residuos muy conectados” son tan importantes para la estabilidad del VIH que, si el virus intenta cambiarlos para evadir al sistema inmune, pierde su capacidad de replicarse o se desestabiliza. La vacuna entrenaría a las células T para atacar exclusivamente estas regiones rígidas y conservadas, dejando de lado las partes del virus que cambian constantemente.

Este mecanismo también ayuda a explicar por qué un pequeño grupo de personas, conocidas como “controladores de élite”, pueden vivir con VIH sin necesidad de medicamentos: su sistema inmune ataca justamente estas zonas estables del virus.

¿Qué significa una “cura funcional”?

A diferencia de una cura esterilizante —que eliminaría todas las partículas virales del organismo—, una cura funcional permite que el VIH permanezca en el cuerpo, pero controlado por el sistema inmune, sin necesidad de tomar antirretrovirales todos los días.

Actualmente, quienes viven con VIH deben seguir un tratamiento de por vida para evitar que el virus vuelva a aparecer. Si dejan de tomarlo, las partículas virales latentes reaparecen. La vacuna propone generar una respuesta inmune tan fuerte y específica que mantenga al virus suprimido de manera indefinida sin uso continuo de medicamentos.

El protocolo planeado consiste en aplicar la vacuna a personas con VIH que ya estén estables con su terapia actual y, posteriormente, evaluar si es posible reducir y eventualmente suspender el tratamiento bajo vigilancia médica estricta.

Por qué México es estratégico en este proyecto

Los primeros ensayos de esta vacuna están realizándose en África subsahariana, donde predomina el clado C del VIH. En julio, el equipo vacunó al primer voluntario en Zimbabue y hasta la fecha se han aplicado más de 70 dosis.

Pero para confirmar que el enfoque funciona a nivel mundial, es necesario probarlo en otras variantes del virus. En México, América del Norte y Europa predomina el clado B, lo que convierte a estos países en escenarios esenciales.

Además, los investigadores señalaron que los procesos regulatorios en Estados Unidos son cada vez más largos y costosos, mientras que México ofrece un entorno más ágil sin comprometer la calidad científica.

“Si logramos que el primer paciente reciba la vacuna en México, sería extraordinario para el próximo año”, comentó Gaiha, fijando 2026 como la fecha ideal para arrancar el estudio.

La Clínica VIHVA como posible sede

Un estudio de esta magnitud requiere un centro clínico con amplia experiencia en VIH. Una de las opciones es el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, a través de la Clínica VIHVA.

La investigadora Brenda Crabtree, representante de la clínica en el simposio, explicó que actualmente atienden a cerca de 1,600 pacientes activos y que esta institución es una de las más importantes de Latinoamérica. Además, fue pionera en implementar el acceso universal a los antirretrovirales en México en 2014 y cuenta con la certificación del AIDS Clinical Trials Group (ACTG), una de las redes internacionales de investigación más relevantes.

Esta acreditación, obtenida en 2021, reconoce que cumple con los estándares internacionales necesarios para recibir intervenciones experimentales de gran complejidad.

Una colaboración científica a largo plazo

El desarrollo de ensayos clínicos es solo el inicio de una alianza amplia entre el Tecnológico de Monterrey y el Ragon Institute. El acuerdo incluye la formación de investigadores mexicanos, quienes realizarán estancias postdoctorales en Boston a partir de enero de 2026, además del financiamiento de proyectos piloto y futuras convocatorias de mayor alcance.

“Esperamos que esta colaboración ayude a reducir brechas y a aprovechar el creciente potencial científico de México”, afirmó Alison Ringel, del Ragon Institute.

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