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Bluey, Pocoyó y más: ¿cuáles caricaturas son aptas para niños?

Bluey, Pocoyó
Agencias
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Programas como Bluey, Cocomelon y Pocoyó están entre los más vistos por infancias. Pero, ¿son adecuados? Una psicóloga infantil analiza su impacto real.

Ante la creciente preocupación de madres y padres por los efectos del contenido infantil en plataformas digitales, la psicóloga Alejandra Zertuche advierte que cualquier caricatura puede ser perjudicial si no se regula su tiempo de exposición o si se usa como único recurso para entretener a las y los niños.

La popularidad de caricaturas como Cocomelon, Bluey y Pocoyó ha crecido a la par del consumo digital infantil. Sin embargo, la discusión sobre su impacto en el desarrollo de niñas y niños también ha ganado fuerza, especialmente en redes sociales, donde Cocomelon ha sido criticado por supuestamente generar adicción.

La psicóloga infantil Alejandra Zertuche explicó, en entrevista con MILENIO, que no se trata de satanizar caricaturas específicas, sino de comprender que cualquier contenido puede volverse perjudicial si se convierte en el principal medio de estímulo para las infancias.

¿Es dañino Cocomelon?

La serie animada Cocomelon, una de las más vistas a nivel global en YouTube y plataformas como Netflix, ha sido acusada de causar “hiperactividad” o comportamientos compulsivos debido a sus colores brillantes y rápidos cambios de escena.

Aunque Zertuche coincidió en que las primeras temporadas no eran recomendables, reconoció que los episodios recientes han mejorado notablemente, incorporando elementos de educación emocional.

“Después de la polémica, sacaron nuevos episodios… enseñan emociones, están más tranquilos”, afirmó la especialista.

Un estudio citado del Journal of English Language Teaching and Applied Linguistics respalda esta visión, al demostrar que los videos musicales de Cocomelon pueden ayudar en el aprendizaje de inglés como segunda lengua entre niños de 6 a 12 años.

¿Y qué pasa con Bluey y Pocoyó?

Por otro lado, Bluey fue ampliamente recomendado por Zertuche, al considerarla una caricatura que refuerza valores como la empatía, el respeto, el amor y la convivencia familiar.

“La familia se abraza, se cuidan, enseñan bondad… Son responsables”, expresó la psicoterapeuta.

Sobre Pocoyó, cuya inclusión en supuestas “listas negras” ha causado controversia, Zertuche desmintió que el programa sea dañino:

“No se golpean, no hay sobreestimulación, el lenguaje es bueno. Es un contenido seguro”.

¿Qué caricaturas evitar?

Aunque no se trata de prohibir contenidos, Zertuche sugirió cautela con ciertas series como Peppa Pig, al considerar que promueve comportamientos groseros o negativos:

“He visto a la cerdita gritarle al papá, hacer berrinches… No es un buen ejemplo”, comentó.

También advirtió sobre series como Paw Patrol o Ladybug, por contener escenas de acción o enfrentamientos no adecuados para niñas y niños pequeños, pese a estar dirigidas a ese público.

¿Cuánto tiempo deben ver caricaturas?

La recomendación principal de la especialista es clara: nada de pantallas antes de los tres años. Y a partir de esa edad, no más de una hora al día, dividida preferiblemente en dos bloques de 30 minutos.

“Si vas a ponerles algo, que sea una persona real, con contenido educativo. Como si estuvieran con una maestra”, aconsejó.

Entre los contenidos interactivos sugeridos están Dora la Exploradora, Las pistas de Blue, Ms. Rachel, Charlie Villacolores o Hugo la gran pregunta, todos enfocados en reforzar el lenguaje, las emociones y la reflexión

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