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Basurero clandestino en calle Victoria de Mundo Nuevo representa riesgo sanitario

Medio Ambiente
José Gaytán
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Un basurero clandestino en la calle Victoria, entre Doctor Coss y Colón, en la colonia Mundo Nuevo.

La calle Victoria, ubicada entre las calles Doctor Coss y Colón en la colonia Mundo Nuevo, presenta un basurero clandestino que ha generado preocupación entre los residentes debido a los riesgos sanitarios que conlleva. La acumulación de desechos en este sitio puede convertirse en un foco de infección, especialmente en áreas donde residen niños, mujeres embarazadas y personas con condiciones de salud vulnerables.

En lugar de ser una calle funcional y segura, la calle Victoria se ha transformado en un depósito ilegal de desechos sólidos. A plena luz del día pueden observarse escombros, electrodomésticos, muebles viejos, bolsas con residuos orgánicos y materiales de construcción esparcidos sin control. Este fenómeno no solo afecta la imagen urbana del sector, sino que también agrava las condiciones de salubridad en una zona habitada por familias en condiciones vulnerables.

La irregularidad con la que ciudadanos depositan basura en este punto refleja una preocupante falta de cultura ambiental y de conciencia colectiva. A pesar de que existen servicios de recolección y espacios designados para desechos especiales, este predio se ha consolidado como una zona libre de impunidad para quienes eligen la vía rápida y negligente para deshacerse de sus residuos.

Foco de infección en desarrollo

La mezcla de desechos orgánicos e inorgánicos, sumada al clima cálido de la región, propicia la aparición de fauna nociva y vectores de enfermedades. Insectos como moscas y mosquitos proliferan con rapidez en estos entornos, aumentando el riesgo de transmisión de enfermedades como el dengue, zika y chikungunya, todas con presencia histórica en la región.

El mal olor, la contaminación visual y los posibles lixiviados que se filtran al suelo también representan un peligro ambiental a largo plazo. Esta situación compromete la calidad del aire, el suelo y eventualmente, el bienestar físico de quienes transitan diariamente por la zona.

Un problema estructural, no solo ambiental

Este tipo de prácticas no pueden explicarse solo como un problema ambiental: también son reflejo de carencias educativas, falta de conciencia cívica y ausencia de una cultura del respeto hacia los espacios comunes. Cuando la calle deja de ser territorio seguro para convertirse en un basurero improvisado, se vulnera el derecho colectivo a vivir en un entorno saludable.

El hecho de que este tiradero se encuentre en una zona habitacional con alta presencia de menores y mujeres embarazadas agrava la situación, pues estos grupos son especialmente susceptibles a las consecuencias sanitarias de la contaminación ambiental.

Impacto directo en la salud comunitaria

Diversos estudios han demostrado que los basureros a cielo abierto están directamente relacionados con afecciones respiratorias, gastrointestinales, dermatológicas y neurológicas, principalmente en menores de edad. Además, el contacto constante con insectos y roedores incrementa la exposición a patógenos que pueden causar brotes epidémicos en la comunidad.

En este entorno, la infancia se ve obligada a crecer entre basura, lo que impacta no solo su salud, sino también su percepción del entorno y sus expectativas sobre el cuidado de los espacios públicos. La basura, en estos casos, no es un incidente aislado, sino un síntoma visible de una sociedad en crisis ambiental y social.

Urbanismo degradado y abandono ciudadano

La existencia de este tipo de puntos críticos degrada la infraestructura urbana. Calles colapsadas por basura, banquetas intransitables, ríos de lixiviados y proliferación de mosquitos convierten a una simple vialidad en una amenaza latente. Esta imagen se contrapone con los discursos que promueven la modernidad, el orden y la sustentabilidad.

La basura no se genera sola: es resultado de decisiones individuales que, en conjunto, crean un panorama de deterioro colectivo. Mientras no exista una conciencia real sobre el impacto de estas acciones, los espacios públicos seguirán siendo víctimas del abandono y la negligencia.

Llamado a la corresponsabilidad ciudadana

Frente a esta problemática, la responsabilidad no puede recaer exclusivamente en las autoridades. La ciudadanía tiene un papel fundamental en la preservación del entorno urbano. Tirar basura en predios no autorizados no es solo una falta administrativa: es una forma de violencia ambiental que afecta directamente a los sectores más vulnerables.

Es urgente fomentar una cultura de respeto al entorno, de corresponsabilidad y de participación activa en la vigilancia de los espacios comunes. Solo mediante un compromiso conjunto podrá revertirse la tendencia de deterioro en colonias como Mundo Nuevo.

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